Las científicas asturianas piden mando en plaza: esta son sus reivindicaciones en el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia

Cinco investigadoras asturianas de generaciones diversas analizan los logros y los retos pendientes: "En más de 400 años, no hemos tenido una rectora"

Por la izquierda, Aida Bernardo Flórez, Ana Coto Montes, María Luisa Fernández Sánchez, Camino Álvarez Castro y Sonia Otero Estévez, en un laboratorio de la Facultad de Medicina de Oviedo.

Por la izquierda, Aida Bernardo Flórez, Ana Coto Montes, María Luisa Fernández Sánchez, Camino Álvarez Castro y Sonia Otero Estévez, en un laboratorio de la Facultad de Medicina de Oviedo. / IRMA COLLÍN

Pablo Álvarez

Pablo Álvarez

Igualdad en la base, diferencias en las alturas. Conseguida –de manera razonable– la equidad de condiciones para desarrollar una carrera científica, el siguiente objetivo consiste en crear el ecosistema que permita a las mujeres "liderar grupos de investigación". Así lo señala Aida Bernardo Flórez, joven investigadora predoctoral del Instituto de Investigación Sanitaria del Principado (ISPA) en el área de inmunología, quien anota dos observaciones que de alguna manera sintetizan el estado de la cuestión. Por una parte: "Desde que he entrado en el mundo de la ciencia, nunca he vivido una situación de desigualdad". Por otra: "Si miramos hacia arriba, la mayor parte de los investigadores principales suelen ser hombres pese a que los laboratorios están repletos de mujeres".

Hoy, 11 de febrero, se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. LA NUEVA ESPAÑA ha recabado las experiencias de cinco investigadoras asturianas de generaciones, áreas de conocimiento y categorías diversas, con el fin de diagnosticar el estado de la cuestión.

Las conclusiones pueden resumirse en que los avances en materia de igualdad registrados en los últimos años son considerables, pese a lo cual aún no están totalmente implantados en los niveles de dirección y gobierno. "En los más de 400 años de historia de la Universidad de Oviedo, sigue sin haber una rectora", argumenta Sonia Otero Estévez, profesora e investigadora en sociología de la alimentación de la institución académica ovetense.

Según un informe presentado hace un año, Asturias es una de las comunidades con mayor porcentaje de mujeres empleadas en actividades de I+D o de innovación, especialmente en el ámbito de las altas tecnologías, y registra menor brecha de género en los niveles educativos superiores. Ciñéndose al ámbito universitario, el Principado es la tercera región de España con un porcentaje de mujeres con categoría de catedrática más elevado, indica el mismo informe.

Pese a todos los progresos conseguidos en las últimas décadas, se observan tendencias que perduran en el tiempo: "Aún, a día de hoy, lo más frecuente es que sea la mujer la que tenga que escoger entre su desarrollo laboral y profesional", asevera Ana Coto Montes, catedrática de Biología Celular y directora de dos grupos de investigación muy asentados. Madre de dos hijos, ella misma experimentó "el espanto de colegas y auténticos amigos ante mi decisión de ser madre lo que, según ellos, destruiría una carrera levemente asentada o la locura de una baja maternal que no estaba contemplada cuando dirigías un proyecto de investigación y, por ello, debías seguir contestando correos y escribiendo informes con un bebé en tu regazo".

Camino Álvarez Castro, profesora titular del área de Filología Francesa, se mueve en un contexto laboral en el que la presencia de las mujeres es muy amplia. Lo cual no es nuevo, ya que "mis primeros referentes y los más cercanos en mi etapa formativa, y ahora como investigadora, han sido mujeres, en concreto las profesoras María Luisa Donaire y Flor Bango".

María Luisa Fernández Sánchez, catedrática de Química Analítica, trabajó en la industria durante varios años y más tarde, en 1991, regresó a la Universidad de Oviedo, donde ha desarrollado su carrera docente e investigadora. Al igual que sus colegas científicas, pone el acento en que "el número de mujeres que lideran grupos de investigación sigue una tendencia ascendente, pero es inferior al de los hombres". Asimismo, hace notar, como Ana Coto, que "una barrera añadida a la que se enfrenta la mujer es poder compaginar su labor investigadora con la vida familiar".

Sonia Otero Estévez

Torrelavega (Cantabria). Doctora en Sociología y graduada en Trabajo Social. Profesora del Departamento de Sociología e investigadora en el Grupo de Investigación en Sociología de la Alimentación de la Universidad de Oviedo.

Sonia Otero

Sonia Otero / IRMA COLLÍN

«He tenido la suerte de transitar por un camino allanado por quienes me han precedido. Los obstáculos que he tenido que sortear han sido menores que los de las generaciones previas. También tengo la fortuna de hacer ciencia en un grupo de investigación donde he encontrado mucha sororidad. No obstante, aún queda mucho que mejorar. Daré solo un dato: en los más de 400 años de historia de la Universidad de Oviedo sigue sin haber una rectora».

«El papel de la mujer en la ciencia ha estado muy invisibilizado. La falta de referentes femeninos siempre ha sido un problema. No tanto porque no existieran, sino porque se hablaba poco de las que existían. La ciencia necesita perspectiva de género. Los tres grupos de investigación de mi departamento están liderados por mujeres con trabajos punteros en ámbitos muy diversos. Son el espejo en el que deseo mirarme».

Camino Álvarez Castro

Gijón, 1975. Profesora titular del área de Filología Francesa de la Universidad de Oviedo. Miembro del grupo de investigación «Dinámicas argumentativas y operadores semántico-pragmáticos».

Camino Álvarez Castro

Camino Álvarez Castro / IRMA COLLÍN

«Es cierto que en la lingüística francesa muchos de los grandes referentes han sido varones. No obstante, en mi experiencia directa, aunque he bebido de esa tradición y me he apoyado en ella, me enorgullece que la presencia de las mujeres sea muy amplia en la actualidad y por ello, mis primeros referentes y los más cercanos en mi etapa formativa, y ahora como investigadora, han sido mujeres, en concreto las profesoras María Luisa Donaire y Flor Bango».

«Una parte de nuestro trabajo es velar por que los sesgos de género se vayan eliminando, implementando metodologías rigurosas donde el género sea una categoría obligada de análisis. Solo así se podrán conseguir avances en la generación del conocimiento que redunden en mejoras sociales. Esta debe ser una labor de todas las personas que nos dedicamos a la investigación y a la transferencia del conocimiento».

Aida Bernardo Flórez

Oviedo, 1997. Graduada en Biotecnología y máster en Biomedicina y Oncología Molecular por la Universidad de Oviedo. Está en su cuarto año de doctorado en el Laboratorio de Inmunología Traslacional del Instituto de Investigación Sanitaria del Principado (ISPA). Estudia la inmunidad innata y su papel en el daño renal. 

Aida Bernardo Flórez

Aida Bernardo Flórez / IRMA COLLÍN

«Desde que he entrado en el mundo de la ciencia, puedo decir que nunca he vivido una situación de desigualdad. Siempre he recibido el mismo trato y las mismas oportunidades. También es verdad que, si miramos hacia arriba, la mayor parte de los investigadores principales suelen ser hombres, pese a que los laboratorios están repletos de mujeres. Esta situación parece estar cambiando en los últimos años, en los que se ve una mayor paridad».

«En cualquier campo de la ciencia, la mujer tiene que poder disfrutar de las mismas oportunidades y derechos que los hombres, con una completa libertad de expresión y confianza para poder liderar grupos de investigación, etcétera. En los últimos años, se ha trabajado mucho en ello y se han conseguido grandes avances. Si seguimos por este camino, conseguiremos que la desigualdad sea solo cosa del pasado».

María Luisa Fernández Sánchez

Oviedo, 1958. Catedrática de Química Analítica de la Universidad de Oviedo. Su investigación se centra en el diagnóstico y pronóstico del cáncer de mama y nuevos tratamientos basados en células madre uterinas.

María Luisa Fernández Sánchez

María Luisa Fernández Sánchez / irma collín

«La participación de la mujer en actividades de investigación es superior al 45 por ciento, aunque el número de mujeres que lideran grupos, en tendencia ascendente, es inferior al de los hombres. Una barrera añadida a la que se enfrenta la mujer es poder compaginar su labor investigadora con la vida familiar. En mi caso, el apoyo de mi familia ha sido fundamental para compaginar mi vida familiar con la carrera docente e investigadora».

«Las mujeres que se dedican a disciplinas como tecnología, ingeniería y matemáticas son minoritarias, mientras que en ciencias de la salud las mujeres son mayoría. Considero que en ciencia no existen papeles predeterminados, establecidos por el sexo. Se debe evaluar al científico por su trabajo. Creo que las mujeres pueden desempeñar cualquier papel en la ciencia, ingeniería, ciencias sociales, humanidades, etcétera».

Ana Coto Montes

Oviedo, 1967. Catedrática de Biología Celular en la Universidad de Oviedo. Compagina la docencia y la actividad divulgadora con la dirección de dos grupos de investigación que indagan sobre el envejecimiento y los trastornos mentales.

Ana Coto Montes

Ana Coto Montes / IRMA COLLÍN

«Estoy convencida de que mi carrera científica habría sido la misma si no hubiese sido mujer, porque me he esforzado mucho porque así fuese. Sin embargo, mi experiencia personal en cada una de las fases que mi carrera exigió ha estado radicalmente influenciada por mi género. A ello debo unir innumerables pequeños sinsabores en mi progresión científica y universitaria. Todo ello fue mostrando que ser científico en España, a finales del siglo pasado y comienzos de este, era difícil y si eras mujer, más».

«La mujer debería tener el mismo papel en la ciencia que un hombre. Para ello es preciso que reciba la misma formación, sin informaciones subliminares sobre qué es mejor o peor para una mujer; la misma formación para desarrollarse en función de sus deseos y habilidades. Y si la mujer desea dedicarse al mundo científico, que pueda avanzar por él sin techos de cristal, con los mismos reconocimientos y apoyos a sus méritos que si de un hombre se tratara».

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