El acuerdo de la ITV que se coció a fuego rápido: todo lo que ha cedido el Principado en una huelga con 33.000 afectados

Los trabajadores, que deben ratificar el preacuerdo, consiguen suavizar las condiciones para recuperar las 35 horas y cobrar un plus por "compromiso"

El acuerdo de la ITV que se coció a fuego rápido: todo lo que ha cedido el Principado en una huelga con 33.000 afectados

Amor Domínguez

En unas pocas horas, entre la tarde del martes y la mañana de ayer, el Principado encarriló hacia el acuerdo un desencuentro de más de tres meses con la plantilla de la Inspección Técnica de Vehículos (ITV). Menos de cinco días después de dar por rotas las negociaciones, las dos partes alcanzaron ayer un preacuerdo que puede conducir a la desconvocatoria de la huelga y que el Gobierno consiguió por la vía más directa, la de la aceptación de gran parte de las últimas demandas que habían planteado los trabajadores. Eso festejó ayer el comité de huelga después de los contactos con el Ejecutivo que dejan el final de los paros únicamente pendiente de la ratificación del pacto en las asambleas convocadas para hoy en los diez centros de la ITV en el Principado. Si en las votaciones gana el sí, ya no habrá huelga este viernes.

Llega el principio de arreglo inmediatamente después de que el Gobierno introdujese cambios sustanciales en el timón de la negociación, cuyas riendas llevaba hasta la ruptura del viernes el viceconsejero de Industria, Isaac Pola, y desde el martes tomaron la vicepresidenta Gimena Llamedo y el consejero de Ordenación del Territorio y coordinador general de IU, Ovidio Zapico. A la reunión que desembocó en el preacuerdo, ayer por la tarde en el Servicio de Solución Extrajudicial de Conflictos (Sasec), acudieron ellos dos junto a la titular de la consejería de la que depende el servicio de ITV, la de Transición Ecológica, Nieves Roqueñí. Era la primera vez que la superior de Pola se sentaba con la representación de los trabajadores de la empresa pública Itvasa.

Básicamente, los trabajadores obtienen en este proceso el compromiso de que recuperarán la jornada de 35 horas el 1 de mayo y cobrarán un complemento de "compromiso" de entre 107 y 134 euros mensuales que el Principado les había ofrecido, pero modificando las condiciones que la parte empresarial les había exigido a cambio, que consideraron irrealizables y se vuelven ahora "más realistas y alcanzables". Hasta ahora, explica el portavoz del comité de huelga, Marcos Llorente (CC OO), para aceptar las 35 horas "nos exigían un compromiso de incremento de la productividad para el que la plantilla no tenía capacidad. Era un imposible", remata. Se les reclamaba una subida del número de inspecciones diarias sin considerar que eso depende, han repetido, del nivel de rigurosidad de los procedimientos que les marca la empresa. Lo que consiguen ahora es que sea la compañía la que se responsabilice de marcar las pautas de ese alza en el rendimiento. Era lo que pedían. Igual que el requisito de rebaja del absentismo que se les reclama a cambio de un plus salarial que el Principado adujo que no puede pagar por "antigüedad" y que ahora mantiene, pero también modificado en sus condiciones.

Este control de las ausencias ya no se calculará sobre los datos globales de su sector, entendido en sentido amplio, como pretendía el Principado hasta el viernes, sino sobre las propias cifras de ITVASA, como reclamaba el comité y acepta ahora el Gobierno. Los otros dos puntos de las cuatro grandes reclamaciones sindicales conservan, por lo demás, el compromiso de revisión de las categorías profesionales y la promesa de negociar con la parte social las bases de los procedimientos para la contratación de nuevo personal.

Al final queda la sensación, asienten los representantes de la plantilla, de que a lo mejor no hacían falta tantas alforjas para este viaje, ni eran imprescindibles para llegar hasta aquí más de tres meses de huelgas y perjuicios para los conductores... Visto el resultado, "efectivamente", esto podía haberse resuelto antes, señala Llorente, y sin 33.000 vehículos a la cola, esperando por su inspección, ni tantos "ataques a los trabajadores". Lo que sucedió ayer fue "lo que llevamos pidiendo mucho tiempo, que viniera quien de verdad podía negociar", resalta el portavoz de los trabajadores esperando que no suceda ahora como en 2019, cuando otro compromiso firmado por el Principado terminó incumplido. Los interlocutores firmantes del acuerdo "dan más confianza que entonces", se anima. Al cambiarlos, los nuevos "nos han escuchado, han visto que la plantilla tenía razón y que lo que se nos pedía eran imposibles".

Desde el lado del Gobierno, la vicepresidenta Llamedo celebró también "un acuerdo que se sustenta en muchas horas de trabajo", también en "el diálogo previo" que tuteló Isaac Pola. En estas horas, "hemos trabajado la confianza de la plantilla en el Gobierno de Asturias", señala Llamedo, que ve en la plantilla "plena disposición a impulsar el plan de choque" para reducir la larga lista de espera que ha generado la huelga.

No al cambio de modelo

La cocción rápida del acuerdo se extendió desde buena mañana por el Pleno de la Junta, donde ayer ocurrió lo que se esperaba y se rechazó, merced a los votos unidos de los tres grupos de la izquierda –PSOE, IU-Convocatoria por Asturias y Podemos–, la propuesta de modificación legislativa que había promovido el PP para eliminar de la legislación asturiana la exclusividad que ahora mismo otorga a Itvasa para la prestación de este servicio. La cámara detuvo la toma en consideración y dejará sin tramitar una proposición que el diputado popular Rafael Alonso defendió precisando que la idea detrás de ella no era la privatización del servicio, sino "un modelo mixto con concesión o autorización como ocurre en gran parte de las comunidades autónomas". La formación conservadora aclaró después que a esta versión mixta se acudiría sólo en caso de "colapso" del servicio público.

Una vez supo que el PSOE votaría en contra, el PP dio por cierta "la capacidad de influencia del socio minoritario (IU) en el Gobierno" y a la vista del rumbo favorable que tomó la negociación tras el cambio de negociadores, Alonso llegó a una conclusión: "No sé si despedirme de la consejera (Roqueñí) porque el siguiente paso sea su cese...".

Llega la caballería para rendirse

Vicente Montes

Hay que devanarse bastante los sesos para encontrar algún acierto en la estrategia con la que el Principado ha afrontado el conflicto con los trabajadores de la ITV. Vaya de partida que su solución es una buena noticia, en especial para los miles de asturianos afectados. Esos asturianos han sufrido las consecuencias sin que las autoridades al menos les hayan dado cierta seguridad jurídica objetiva para evitar sanciones por tener sus vehículos sin la debida inspección técnica pasada, sin poder hacer otra cosa que viajar a otra provincia para estar en regla. El Ejecutivo asturiano puede considerar un refuerzo político el hecho de que haya sido el tándem de la Vicepresidenta Gimena Llamedo y del consejero de IU Ovidio Zapico lo que ha desatascado el asunto, pero es difícil fracasar si se va con permiso para ceder. La operación, en el fondo, deja a la consejera Nieves Roqueñí con cara de haber estado de mero figurante en este asunto y al viceconsejero Isaac Pola con la sensación de haber perdido el tiempo para estrellarse. La duda es si no se habría evitado todo este lamentable episodio habiendo cedido ya desde el principio, ya puestos. Lo que parece claro es que al modelo habrá que meterle mano en el futuro para evitar estas situaciones. Y que, claro, cualquier colectivo con reclamación al Gobierno ya sabe qué hacer: aguantar en el no, que ya vendrá la caballería para rendirse.

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