Hablan los actores de la serie sobre la trama asturiana del 11M: "Salía de una hamburguesería de Oviedo y se me acercó una chica a decirme que estaban buscando a alguien de mi estilo"

Roberto Gutiérrez: "Nací meses después del atentado y he tenido que informarme sobre una historia de la que sabía poco, como la mayoría de mi generación"

Quim Ávila: "Los creadores muestran un punto de vista importante, crudo y no gratuito"

Roberto Gutiérrez, en el banquillo. A la derecha, Quim Ávila.

Roberto Gutiérrez, en el banquillo. A la derecha, Quim Ávila. / Guillermo Gumiel / Diego López Calvin

Tino Pertierra

Tino Pertierra

Roberto Gutiérrez
Actor asturiano, encarna a "Baby"

"El entorno puede influir, pero cada uno decide lo que hace y lo que no hace"

De película. El ovetense Roberto Gutiérrez, de 19 años, entró en el proyecto de la serie "Nos vemos en otra vida" (6 de marzo en Disney +), que narra la trama asturiana del 11M, por un capricho del destino: salía de una hamburguesería de Oviedo cuando alguien del equipo de producción lo vio y pensó que allí estaba Gabriel Montoya, "Baby", primer condenado y también el único menor de edad implicado en los atentados de hace veinte años.

Procedente de un entorno deprimido y turbio, Gabriel Montoya, "Baby", fue quien transportó los explosivos hasta Madrid con tan solo 16 años. "El entorno puede influir, pero cada uno decide lo que hace y lo que no hace", señala Gutiérrez, que estaba estudiando un grado medio de FP hasta que le cambió la vida. Ahora se forma como actor. Por cierto: "¡Soy del barrio San Roque de Anieves!". Orgullo a tope. Recuerda que nació "meses después del atentado y he tenido que informarme sobre una historia de la que oí hablar, pero sabía poco, como la mayoría de la gente de mi generación".

–El gran misterio de la serie es usted. Cuénteme.

–Yo salía de una hamburguesería del centro de Oviedo con un par de amigos y se me acercó una chica a decirme que estaban buscando a alguien de mi estilo para un papel protagonista para una plataforma muy conocida, pero que no podía decirme cuál. Le pedí el número para que me informara. Me mandó un texto muy largo explicando lo que buscaban y con las cosas que había hecho la productora para quedarme tranquilo. Luego bajé a Madrid, hice un par de castings y ya me cogieron.

–Pensaría quizá que era una broma...

–Cámara oculta no, pero que era algo raro sí lo pensé. Mi familia, como yo, no se lo terminaba de creer.

"Dividí el personaje en tres fases: la de bicho, más niño; cucaracha, cuando va por ahí con Emilio a trapichear, y la de demonio"

–Normal. ¿Cómo preparó el personaje?

–Estuve dos meses y medio trabajando con la coach María Cantuel, y también con los directores, haciendo muchos ejercicio. Absorbí mucho de muchas personas. Dividí el personaje en tres fases. La primera es como bicho, cuando tengo 15-16 años, antes de conocer a Emilio. Más niño, más juguetón por así decir. Luego la fase cucaracha, cuando va con Emilio por ahí, a trapichear. Más chuleta, más mangante. Y la fase demonio, después de todo lo que ocurrió. Más serio, claro. La que más costó fue la de bicho, más movidito y sonriente. Había que mostrar un recorrido, un cambio.

–¿Llegó a entender mejor al personaje, sus razones?

–Pienso que Gabriel se dejaba influenciar bastante por Emilio y las cosas que hacía.

–¿Le gustaría seguir en el mundo de la actuación?

–Sí, estoy en ello. Me veo interpretando. Asturias es mi sitio, pero si no queda otra habrá que irse fuera... ¿Satisfecho de mi trabajo? Un montón. Siempre tiendo a pensar que podía haberlo hecho mejor pero estoy contento.


Quim Ávila
Encarna a Gabriel Montoya, "Baby", de adulto

"Lo importante era que la serie hiciera justicia a lo que pasó y honrar a las víctimas"

Quim Ávila encarna al Gabriel Montoya ya adulto. No sabía nada de la trama asturiana y solo conocía algún titular de prensa sobre el 11M. "Al entrar en el proyecto empiezo a buscar información y me doy cuenta del vacío en mi memoria sobre lo que sucedió. No recibimos mucha educación sobre los últimos 50 años de España. Un gran fallo".

–¿Qué le costó más para interpretar este personaje?

–Había una cuestión que me preocupaba y quería hacerlo con el máximo respeto posible. Yo soy un actor catalán y estoy interpretando a un personaje asturiano. Es muy importante para mí que cualquier asturiano sienta que se ha hecho con respeto y rigor el personaje y el acento, que debía sonar creíble ya que era la misma persona con una edad diferente. Es un personaje complejo por cuanto los actos en los que está involucrado marcaron la historia de España. Los guiones están muy bien escritos. Hay crudeza en ellos, y también en la realización, que nos han permitido a todos poder dotar de complejidad a los personajes con humanidad, pero con un punto de vista muy claro, que es estar siempre a favor de las víctimas.

–¿Cómo preparó el acento?

–Trabajamos en algunas sesiones online con un coach asturiano, pero como el acento concreto es el de Roberto, él fue mi mayor ayuda. Le pedí si podía pasarme alguna frase del primer capítulo grabada por él y ni corto ni perezoso me mandó todas. Y desde ahí ya pude empezar a investigar las cadencias, o palabras que podíamos readaptar. Le preguntaba: oye, ¿si cambio cerveza por cervecina? Lo que más miedo me daba es que pareciera una parodia. Creo que no pasó.

–¿Lo que más le satisface de la serie?

–Muestra un punto de vista muy importante que es crudo, nunca gratuito, sin recrearse en la emocionalidad. El libro de Manuel Jabois, en el que se basa la serie, fue un documento importantísimo. El tono que había en el guión se ha conservado en las imágenes. Tiene un estilo muy concreto con todo el rigor de los hermanos Sánchez-Cabezudo.

–Hay mucho dolor aún...

–Siempre se estuvo en contacto con la asociación de víctimas del 11M. Una de las principales preocupaciones era honrar lo que han vivido. Y viendo las reacciones de quienes han visto la serie podemos estar tranquilos.

–Ya encarnó a personajes relacionados con matanzas...

–Eran personajes de ficción. "Baby" es real. Lo importante es que la serie hiciera justicia a lo que pasó y que solo contáramos cosas contrastadas.

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