Caravia siempre tiene mucho que ofrecer

Caravia siempre es un buen destino para disfrutar de unos días de descanso como los que nos ofrece la Semana Santa. Si bien el tiempo de los últimos días anima a visitar playas y arenales, seguro que muchos optarán por el cicloturismo o el senderismo en la zona e incluso habrá quién se anime a realizar alguna etapa asturiana del Camino de Santiago.

Aquellos que opten por el Camino de la Costa se encontrarán en Caravia con la gran belleza y atractivo de las playas del concejo, que limita con el Cantábrico para convertir luego la tierra en una llanura, que va adquiriendo la forma de suaves pendientes hasta alcanzar su máxima altitud en la cima del Fito, con sus 692 metros. Durante la ruta, el caminante atraviesa lugares de gran riqueza natural, caso de los acantilados de La Beciella, donde desemboca el río de Los Romeros; o los arenales de Morís o de La Espasa, puntos de referencia para los amantes del surf y escenario del Motorbeach, uno de los festivales más concurridos de la región. Este Camino de la Costa recorre de oeste a este el concejo, uniendo sus playas y regalando algunas de las estampas más bonitas de esta ruta por el litoral cantábrico. Además, la capital, Caravia Alta, fue un enclave importante de la ruta jacobea. Allí se levantó un monasterio consagrado al apóstol Santiago y un hospital de peregrinos.

Y es que Caravia es un concejo que tiene mucho que ofrecer. Enclavado entre el mar y la montaña, es uno de los municipios más pequeños de la región y a su vez uno de los más ricos en atractivos para quien lo visita. Destaca por tener una de las primaveras más bonitas de Asturias y por contar en su territorio con la Sierra del Sueve, un enclave de gran interés para la conservación de algunos elementos naturales en un territorio tan alterado como es la costa asturiana. El Picu Pienzu, accesible desde Caravia, es en altura uno de los picos más próximos al mar de toda Europa, lo que lo convierte en un mirador excepcional de la costa asturiana. Al norte, muy cerca del Fito, cuyas vistas son inolvidables, se encuentra el hayedo de la Biescona, un bosque increíble, mágico y único.

Asimismo, su riqueza cultural le convierte en parada obligada para todos aquellos que visitan el Principado.