La baza con la que los hosteleros asturianos quieren plantar batalla a los clientes que reservan y no acuden: "Nos hacen mucho daño"

Los empresarios advierten de que el denominado "no show" genera pérdidas y aumenta, sobre todo, en verano con el turismo

Un camarero coloca el cartel de reservado.

Un camarero coloca el cartel de reservado. / Luisma Murias

La hostelería asturiana está dispuesta a pedir la tarjeta de crédito para reservar mesa a fin de evitar que los clientes no se presenten. Es la solución que ven más acertada –y que ya se aplica en numerosos restaurantes de grandes ciudades como Madrid o Barcelona– tras las cifras de absentismo obtenidas en Semana Santa. Según estimó Otea, la asociación de hostelería y turismo, en casi la mitad de los establecimientos del Principado los clientes o cancelaron la reserva a última hora o directamente no se presentaron. Y es que el denominado "no show" –término inglés– es una tendencia al alza que los hosteleros temen se consolide y se extienda por Asturias. Esta práctica, basada en "no aparecer" pese a haber reservado genera grandes pérdidas a los empresarios del sector, que además sospechan se multiplique con la llegada del turismo a Asturias este verano, según los profesionales consultados por LA NUEVA ESPAÑA.

"El ‘no show’ es una tendencia que despunta en los períodos vacacionales, suele ser gente de fuera, que no tiene vínculos con la tierrina o el establecimiento y les da igual perjudicar a los locales", cuenta Pedro Caramés, presidente de la Asociación de Hosteleros de Gascona (Oviedo). Una situación que parece relacionarse con la cambiante meteorología asturiana.

"El verano anterior pasó mucho. La gente reservaba en varios restaurantes a la vez para tener distintas opciones; si llovía, se iban a establecimientos del centro, mientras que si hacía sol preferían lugares con terraza o vistas al mar", relata Emilio Rubio, regente de la sidrería La Montera Picona, emplazado en Gijón. A fin de evitar este tipo de comportamientos, los hosteleros asturianos se plantean o bien pedir una fianza o bien el registro de una tarjeta bancaria válida para confirmar la reserva. Una medida que ya aplican cuando se trata de mesas para muchos comensales. "De momento solo pedimos señal cuando la reserva es para grupos muy grandes, a partir de las 20, 25 o 30 personas. En estos casos no podemos arriesgarnos, porque los gastos de cocina y servicio son muy altos y si la gente no aparece hace mucho daño", dice Rubio.

Teléfono de un hostelero con diversas llamadas cancelando reservas en el último momento. | Luisma Murias.

Teléfono de un hostelero con diversas llamadas cancelando reservas en el último momento. | Luisma Murias. / Luisma Murias

A pesar de que el adelanto se requiere únicamente en estos casos, la solución parece no agradar en exceso a los clientes. "Han llegado a enfadarse cuando les he pedido la señal y a decirme que no les parece bien, que es abusivo, pero yo no puedo arriesgar más de mil euros y que me dejen plantado", apunta Rubio. Respecto a la devolución de la fianza, el hostelero no recuerda "ni un solo caso" en que no llegase a devolver el importe pagado en caso de cancelación.

El tiempo previo a la anulación es otro punto de unión entre los profesionales del sector. "Lo ideal sería que avisasen con un margen de 24 o 48 horas. Aunque sabemos que eso muchas veces no es posible, al menos deberían notificarlo con un servicio de por medio, es decir, si la reserva es para una cena, contactar con el local antes de la hora de comer", solicitan desde la Unión de Comerciantes de Avilés y Comarca (Ucayc).

La cuestión de pedir mesa y no presentarse es un comportamiento que los trabajadores del sector perciben mayoritariamente por parte de los turistas. "En el caso de mi local, los problemas han sido principalmente con extranjeros", apostilla Kati Elisabetha, dueña de la Sidrería gijonesa Miravalles. Una conducta que además considera una "completa falta de respeto" tanto hacia la población local, puesto que "bloquean un sitio en el que no van a estar", como hacia otros turistas, porque "hace muy difícil encontrar dónde comer y así el bucle no llega nunca a su fin", explica Elisabetha.

Las ausencias no justificadas reportan, además, graves pérdidas para el sector. "Los hosteleros prevén un número aproximado de comensales y en base a ello establecen sus previsiones: compran producto fresco, contratan más personal... lo que conlleva un gasto significativo, si después los clientes no aparecen y su mesa tampoco la pueden ocupar otros, todo ello se pierde", lamentan desde Ucayc. Y es que los responsables no se personan, pero tampoco atienden al número de contacto que facilitan. "Sabes que te están haciendo un ‘no show’ cuando, tras esperar el tiempo de cortesía, llamas al número que dejan y no te lo cogen o te cuelgan", expone Caramés.

Sin embargo, el paso de la Semana Santa en Asturias no ha reportado solo sensaciones negativas. En El Ovetense, un restaurante próximo a la catedral, no tuvieron "ni una sola falta", asegura Ana García Villanueva, su regidora. Si bien es cierto que la mayoría de sus clientes son locales, durante el período de Semana Santa, explica: "Tuvimos más afluencia que de costumbre, pero todo el que se comprometió a venir apareció". Una experiencia similar relata Berta Gayo, propietaria de la sidrería El sitiu de Ñarres, ubicada en Gijón, que asegura no haber sufrido ningún problema. "Como mucho nos cancelaría una o dos personas, pero eran mesas pequeñas y avisaron con cierta antelación", dice. Por eso, al menos de momento, no se plantean pedir una señal o solicitar que los clientes proporcionen una tarjeta bancaria válida. Asimismo, la hostelera gijonesa ve estas cancelaciones como "algo normal, tuvimos muchas reservas todos los días, como suele ser habitual en épocas de temporada alta, por lo que hay más probabilidad de que surjan incidentes de última hora". Aún así, Gayo lamenta la situación en la que se ven inmersos sus compañeros de sector: "Es una profesión muy demandante y tenemos que apoyarnos".

En El llar de la Catedral, a cargo de los hermanos José Luis y Juan Cuesta, tampoco sufrieron "no show", aunque sí tuvieron que lidiar con numerosas cancelaciones de última hora, que se produjeron pocos minutos antes o incluso a la hora misma de la reserva.