Entrevista | Áureo Díaz-Carrasco Director ejecutivo de la Federación Española de Centros Tecnológicos

"Vemos que cada vez es más complicado que las empresas inviertan en I+D+i"

"Una parte de los fondos que reciben las universidades para investigar debería estar ligada a la transferencia de conocimiento al sector privado"

Áureo Díaz-Carrasco, ayer, en la sede de CTIC.

Áureo Díaz-Carrasco, ayer, en la sede de CTIC. / Ángel González

M. C.

Áureo Díaz-Carrasco Fenollar es el director ejecutivo de la Federación Española de Centros Tecnológicos (FEDIT). Ayer, participó en Gijón en la jornada del Centro Tecnológico de la Información y la Comunicación (CTIC) sobre "Los retos del transporte del futuro", dentro de uno de los proyectos respaldados por los fondos del programa "Cervera" en los que participa CTIC .

–¿Hace falta más inversión en I+D?

–En España creo que no tenemos un problema de inversión pública en I+D+i. Lo que tenemos es un problema de inversión privada. Los modelos teóricos nos dicen que para que un país tenga un sistema de I+D+i saludable y potente, más o menos el ratio debería ser que por cada euro público invertido, se fuera capaz de promover la inversión de dos euros privados. En España estamos prácticamente a la par: un euro privado por cada euro público. Eso lo que nos dice es que la orientación de los fondos públicos para el I+D+i tienen un sesgo hacia lo público y no tanto hacia fomentar la inversión privada. En estos momentos, desde mi punto de vista, gran parte de los fondos públicos se destinan a mantener un sistema público de I+D+i que cada vez es más endogámico: inviertes en I+D para tener resultados que permitan generar nuevos proyectos con fondos públicos pero sin salir de la rueda de que esa investigación se transfiera a las empresas. Mientras el 55% de los ingresos de los centros tecnológicos vienen del mercado, las universidades y los organismos públicos de Investigación, cuando hablan de su capacidad de transferencia, no llegan ni al 10% en el mejor de los casos.

–¿A qué cree que obedece esa falta de transferencia?

–Es muy común que empresas que saben que hay una tecnología potencialmente interesante en una universidad vayan y el grupo de investigación que la lleva no se desvía de su línea de investigación para atender lo que necesita la empresa.

–¿Cómo se podría resolver?

–Que una parte de fondos que reciben las universidades para investigación se vinculen a la transferencia de I+D al mercado. Por supuesto, también hacen falta incentivos individuales, que ahora mismo en los entornos públicos vienen por publicar y por excelencia en la generación de conocimiento, pero no porque se traslade al mercado.

–¿Cómo influye el factor humano?

–El principal problema que tienen los centros tecnológicos y la mayoría de las empresas que quieren ser competitivas, es la atracción de talento. Hoy en día, desgraciadamente, seguimos teniendo un problema con la captación de esos perfiles o niveles muy altos en la Universidad, que muchos de ellos prefieren quedarse en un entorno más seguro, que es el de la investigación pública.

–¿Cómo orientan los centros tecnológicos a las empresas?

–Además de escuchar lo que nos pide una empresa, también le decimos que si dentro de cinco años no está posicionada en una tecnología concreta puede tener problemas.

–¿Encuentran resistencias?

–La inversión en I+D+i es un factor de riesgo, porque un proyecto de I+D+i puede funcionar o no. Depende de la aversión al riesgo que tenga la empresa.

–¿Cómo ve los centros tecnológicos asturianos?

–Asturias es el 2% del PIB de España y la inversión en I+D+i de Asturias está en el rango de entre el 1% al 1,5% del PIB; sin embargo, de los fondos Cervera del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial, que priman la excelencia tecnológica, los centros asturianos se están llevando más del 8%.

–¿Cómo casa eso con la baja inversión en I+D+i en Asturias?

–La apuesta de los centros asturianos ha venido por presentar propuestas en Europa, donde están funcionando muy bien tanto Asincar, como Idonial y CTIC. Y creo que en parte tiene que ver porque las políticas públicas consideran que como ya llegan fondos de otro sitio no es necesario invertir tanto.

–¿Es una política correcta?

–Creo que es un error.

–¿Ese 1,5% en Asturias es solo inversión pública?

–Pública y privada.

–¿Y por esta segunda parte?

–También hay que potenciar la inversión por parte del tejido empresarial. El nudo gordiano de todo esto es conseguir que las empresas inviertan en I+D+i, y eso cada vez estamos viendo que es más complicado. Desde hace muchos años, en España estamos estancados en el 1,4% del PIB, cuando lo ideal sería llegar al 2% o al 3%. Muchas veces no es que no quieran invertir en I+D+i por aversión al riesgo, sino por mera supervivencia, porque si tienes una pyme de cinco personas tienes recursos.

–¿Solución?

–Necesitamos empresas más grandes y más innovadoras, pero no van a ser más innovadoras hasta que sean más grandes. La clave es potenciar el crecimiento de las empresas y la industrialización.

–¿Algún modelo a seguir?

–Lo fácil es poner el modelo del País Vasco, que tiene una orientación hacia la industrialización que no ha perdido ni en los peores momentos. Es verdad que tienen un modelo de financiación distinta y que pueden permitirse inversiones que otras regiones no pueden. Pero no es la única. La Comunidad Valenciana, con once centros tecnológicos, lleva años invirtiendo 50 o 60 millones en políticas de innovación en centros tecnológicos.

La aceptación por las empresas y la población, reto del vehículo autónomo

"El vehículo autónomo ya está en las carreteras, la robótica está muy avanzada; sin embargo, hay muchos desafíos en cuanto al uso en lo que respecta a su aceptación por parte de las empresas, por parte de la población en general. La tecnología está madura, lo que no está madura es la forma de implementarla". Jimena Pascual, directora de innovación organizativa y social de CTIC, se explicó así en la jornada sobre la aceptación del usuario, del operario y del peatón de los vehículos autónomos. Fue un evento enmarcado en el proyecto "Medusa", de colaboración dentro del programa "Cervera", en el que el centro tecnológico asturiano CTIC, los vascos Ikerlan y Tecnalia y el Instituto de Biomecánica de Valencia abordan los retos de la movilidad inteligente y del vehículo autónomo. La seguridad y la privacidad de los datos están en entre los desafíos de esta nueva tecnología.

Suscríbete para seguir leyendo