IX Semana de la Ciencia "Margarita Salas"

Beatriz Roldán: "España tiene potencial para crear hidrógeno con energía solar"

La directora del Instituto Fritz Haber afirma que "la transición industrial está siendo lenta, pero hay que hacerla paso a paso, no de golpe"

Beatriz Roldán Cuenya: "En 2040 podríamos tener un sistema energético basado en combustibles verdes"

VIDEO: Amor Domínguez/ FOTO: Irma Collín

Yago González

Yago González

"Necesitamos convertir la energía del sol en combustibles líquidos". Esta frase, que para un profano podría parecer incluso de ciencia-ficción, fue la columna vertebral de la conferencia ofrecida ayer por la física asturiana Beatriz Roldán Cuenya, directora e investigadora del Instituto Fritz Haber de Berlín (perteneciente a la Sociedad Max Planck), en la jornada de clausura de la IX Semana de la Ciencia "Margarita Salas" organizada por LA NUEVA ESPAÑA.

Nacida en 1976, criada en Gijón y licenciada en Física por la Universidad de Oviedo, Roldán ha desarrollado toda su carrera en el extranjero y desde hace años está afincada en Alemania, donde dirige el Instituto Fritz Haber, entidad que coopera habitualmente con el Gobierno germano en la búsqueda de nuevas líneas de innovación industrial. La asturiana es una de las mayores expertas de Europa en hidrógeno verde, uno de los vectores energéticos llamados a protagonizar la transición industrial. "Ha recibido numerosos premios en su disciplina y sus investigaciones cuentan con más de 22.000 citas", destacó el coordinador de la Semana de la Ciencia, Amador Menéndez, que introdujo a la ponente.

Entre el público estaban los padres de Roldán, José María y Milady, así como varios de sus antiguos profesores de la Facultad de Químicas, como Jesús Blanco y Pedro Gorría. La científica afirmó sentirse "muy contenta y emocionada" de impartir una charla de divulgación científica en su tierra natal, aunque admitió que era la primera que realizaba en español en 26 años, desde que emigró.

Según Roldán, "la transición energética está siendo muy lenta", afirmación que apoyó con los siguientes datos: "En 1990 la aportación de las energías renovables a la energía mundial era del 12%, y en 2019 el porcentaje no llegaba al 14%". Algo que, en su opinión, es problemático porque "la concentración atmosférica de dióxido de carbono está aumentando muy claramente", particularmente desde que las sociedades comenzaran a industrializarse: "La industrialización ha añadido 240 gigatoneladas de carbono al aire". Asimismo, recordó que, según las estimaciones oficiales del Acuerdo de París, "en la próxima década la temperatura del planeta superará los 1,5 o incluso los 2 grados centígrados". "Necesitamos aplicar más medidas que las que hemos contemplado hasta ahora para contener la temperatura global por debajo de los tres grados", advirtió.

La gijonesa precisó que "lo correcto no es hablar de descarbonización de la sociedad, porque todos los seres humanos emiten carbono, sino de desfosilización, porque los recursos energéticos fósiles se agotarán a finales de este siglo". Además, en su opinión "ni la energía nuclear ni la captura de carbono son opciones sostenibles".

Respecto a la nuclear, precisó que "es una solución puntual, pero no global; en algunos países, como por ejemplo Alemania, no se pueden reciclar los residuos". Además, recordó "el riesgo que entrañan conflictos como los de la guerra de Ucrania, donde ya han sido atacadas varias centrales nucleares, y eso disparó el consumo de yodo en las farmacias de Alemania por la proximidad geográfica". "En un mundo ideal, quizá la energía nuclear sería una solución sostenible, pero lamentablemente el mundo real tiene países inestables con armamento nuclear, y eso es demasiado riesgo", resaltó.

Roldán llamó a realizar la transición energética "con racionalidad": "No se puede hacer todo a la vez, sino paso a paso, de manera gradual. Por ejemplo, no tendría ningún sentido que mañana mismo todos tuviéramos un coche eléctrico, porque no existen todavía las infraestructuras para cargarlos y, además, la propia red eléctrica colapsaría". También indicó que "el ahorro de consumo de energía en la industria tampoco es una solución; la industria de un país no puede dejar de funcionar, lo importante es el tipo de energía que se consume".

La física expuso uno de los temas principales que investiga su equipo en el Instituto Fritz Haber: la catálisis, esto es, el proceso que utiliza una sustancia para promover una reacción química sin que dicha sustancia sea consumida ni repuesta. "El 80% de los procesos de la industria utilizan en algún momento un catalizador. Se trata de un proceso clave para fabricar lo que llamamos ‘moléculas verdes’, capaces de generar energía no contaminante", explicó la científica. A su juicio, "en los próximos años el 25% del consumo mundial de energía, como mínimo, se convertirá en moléculas verdes".

La mayor fuente que, según Roldán, puede proveer de esa energía transformable es la luz del sol. "España es uno de los países del mundo con más potencial para crear hidrógeno verde con energía solar, aunque todavía no estamos ahí", lamentó. Roldán es una firme defensora de las posibilidades de la transformación del hidrógeno en estados líquidos como el amoníaco para su transporte y almacenamiento. "La energía sostenible sin combustibles líquidos basados en hidrógeno no puede funcionar", aseguró.

La investigadora asturiana no ocultó que "los costes de la energía verde serán el doble que los actuales, pero no existe alternativa: ¿de qué otro modo se van a frenar las consecuencias del cambio climático, como la desertización y la pérdida de cultivos?"

Para ello, Roldán instó a la colaboración entre el mundo científico, el económico y el político. Una alianza que, a su juicio, es complicada: "Hay decisiones basadas en la ciencia y decisiones basadas en intereses industriales, como se vio claramente durante años en Estados Unidos con el retraso de la automoción eléctrica por los intereses del sector petrolero".

Roldán asesora habitualmente tanto al Gobierno como al Parlamento de Alemania. "Un científico tiene que basarse en los hechos y decir la verdad, no lo que quieran oír los políticos", aseveró. También alertó del "progresivo desprestigio de los profesores" y del "creciente negacionismo científico, como se vio con las vacunas del covid".

La IX Semana de la Ciencia ha contado con los patrocinios del Ayuntamiento de Oviedo, el Instituto Fernández-Vega, Bayer, Asturagua, Unicaja, Química del Nalón, Telefónica, Gilead, Ieducae y Fertiberia, así como con el respaldo de la Consejería de Ciencia.