Tres informes, dos autorizaciones y cuatro personas: una absurda maraña burocrática... ¡para cambiar un muñeco de un futbolín en Panes!

"¿Burocracia? Que vengan al Ayuntamiento", dice el alcalde de Peñamellera Baja, que tuvo que realizar un contrato menor para cambiar un títere roto de un polideportivo

Futbolín en Peñamellera Baja

Futbolín en Peñamellera Baja

Hay quien reza en el Oriente asturiano por el estado de los muñecos de uno de los futbolines del polideportivo municipal de Panes (Peñamellera Baja). No es para menos.

Hace semanas, el Ayuntamiento tuvo que cambiar uno de ellos por una rotura y un movimiento que puede parecer fácil –quitar el muñeco dañado y sustituirlo por el nuevo– se explica con un par de datos: hubo que movilizar a cuatro personas, realizar tres informes y autorizar dos pagos para que el títere nuevo se incorporase a su posición y así los ciudadanos de Peñamellera Baja pudiesen disfrutar de su futbolín a pleno rendimiento. "Esto nos pasa todos los días. La gente se queja de la cantidad ingente de burocracia: que vengan al Ayuntamiento", explica José Manuel Fernández, "Chami", alcalde de Peñamellera Baja.

Para sustituir a este muñeco hubo que realizar una adjudicación de un contrato menor. El objeto del contrato dice lo siguiente: "Muñeco para futbolín de polideportivo". El presupuesto base de la licitación es de 27,82 euros, que se elevan a 33,6 6 añadiendo los impuestos. Ese gasto supone el 0,0009 por ciento del presupuesto del Ayuntamiento, de 3,5 millones de euros.

Uno de los apéndices del anuncio de la adjudicación puede resultar hasta chistoso: "No hay financiación con fondos de la UE", se lee en el expediente. Pero el farragoso procedimiento no tiene nada de gracioso para los responsables municipales, que tienen que justificar cada euro que sale de la caja pública. "Somos los grandes perjudicados del papeleo", dice el Alcalde.

El relato de todo lo necesario para cambiar un muñeco por otro en un futbolín de Panes es el siguiente. El responsable del polideportivo informa al Ayuntamiento de la rotura del muñeco y la necesidad de comprar otra pieza que lo sustituya se traslada al Alcalde. Este debe emitir un informe que justifique la necesidad de dicha compra y solicitar presupuesto para ello. Ya hay dos escritos, pero quedan más. Entonces entra en juego el interventor, que tiene que emitir otro informe sobre los requisitos básicos para contratos menores e informar sobre el crédito disponible para los gastos. Con el presupuesto en la mano y, si hay crédito, se aprueba la operación y se saca adelante el contrato, adjudicándose a la empresa interesada y que cumpla los requisitos. Después, una vez recibido el suministro, se guarda la factura y se fiscaliza por la intervención. Se aprueba otra vez todo lo sucedido, se paga, y ya hay futbolín para los vecinos.

Los trámites movilizan a cuatro personas: un administrativo, el secretario, que hace de interventor, y el propio Alcalde, que tiene que participar directamente y aprobar el pago; hay que sumar también al responsable del polideportivo, que tiene que dar el primer paso. Después tiene que aparecer una empresa interesada. En este caso apareció "Ovidio Suárez Distribuciones", que surtió al futbolín con la ficha deseada. El plazo de ejecución era de quince días y solo se recibió la oferta de la citada empresa. Costó, pero todo está encarrilado: hay nuevo muñeco de futbolín.

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