Las "influencers" asturianas van por delante de la ley: "Todos sabemos donde están los límites"

Isabel Llano, Isasaweis, fue una de las pioneras en Asturias y, "como madre", apoya la regulación del sector

De izquierda a derecha, Isabel Llano (@isasaweis), Paula Echevarría (@pau_eche), Lucía Galán (@luciamipediatra) y Raquel Baragaño (@raque_cake), en sus cuentas de Instagram.

De izquierda a derecha, Isabel Llano (@isasaweis), Paula Echevarría (@pau_eche), Lucía Galán (@luciamipediatra) y Raquel Baragaño (@raque_cake), en sus cuentas de Instagram. / Instagram

Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

El Real Decreto aprobado hace apenas un mes por el Gobierno para regular la actividad de los "influencers" en el marco de la Ley General de Comunicación Audiovisual define por primera vez un apelativo que aún no figura en el diccionario de la Real Academia. La legislación los cataloga como "usuarios de especial relevancia de los servicios de intercambio de vídeos a través de plataformas" y son aquellos que ingresan anualmente más de 300.000 euros por esta actividad, los que tienen más de un millón de seguidores en una red social o dos en el conjunto de todas ellas y los que en el transcurso de un año publican, al menos, 24 vídeos, sea cual sea su duración. Antes del próximo 2 de julio todos deberán haberse inscrito en un registro estatal creado específicamente para ellos.

No son muchos los "influencers" asturianos que reúnen los requisitos para ser considerados legalmente como tales. Pelayo Díaz (@pelayodiaz), con sus contenidos de moda en Instagram (IG), supera ampliamente la cifra exigida de seguidores; lo mismo Lucía Galán (@luciamipediatra), como divulgadora sanitaria; Isabel Llano, Isasaweis, se acerca a los 1,8 millones de seguidores, aunque repartidos entre todas las redes y plataformas en las que está presente. Y capítulo aparte merecen los actores, músicos y periodistas, como Paula Echevarría, que va por 3,6 millones de seguidores en IG; Lara Álvarez, con 2 millones; o Melendi, con 1,9, muy activos en las redes que, aunque no son su principal fuente de ingresos, si les son útiles para su promoción profesional.

En cualquier caso, la ley establece obligaciones muy concretas para los que considera usuarios especialmente relevantes de redes y plataformas. Todos deben identificar, de forma bien visible, las publicaciones con las que promocionan algún producto. Además, tienen restringida la publicidad de bebidas alcohólicas según su graduación y a ciertas franjas horarias; lo mismo con los juegos de azar, que solo podrán anunciar de madrugada, y, en ambos casos, nunca a menores.

Los "influencers" también tienen prohibido anunciar tabaco, incluidos cigarrillos electrónicos y hierbas para fumar, medicamentos y productos sanitarios. Por último, deben etiquetar los contenidos que difunden según la edad a la que van dirigidos.

Isabel Llano, Isasaweis, fue una de las pioneras en Asturias en crear contenidos y difundirlos, primero a través de plataformas de vídeo y de forma totalmente altruista y luego en las redes sociales. Empezó en esta actividad, que se ha convertido en su profesión, hace más de 15 años, compartiendo vídeos de maquillaje en Youtube, algo que empezaban a popularizar las jóvenes americanas. Isabel Llano descubrió su vocación aparcó la Ingeniera Informática y la docencia, que había sido su ocupación laboral hasta entonces, y fue ampliando su negociado. "Yo empecé cuando no existían las ‘influencers’, que es una profesión que no existía y que nos inventamos", bromea.

Llano, Isasaweis, tiene claras su "líneas rojas: tabaco, juego…"; identifica claramente sus contenidos promocionales: "Es honesto y no te resta credibilidad, quienes te siguen saben que no dirías una cosa por otra, y un trabajo debe ser remunerado", y es cuidadosa con los mensajes que envía: "Soy muy cauta, me informó y siempre remito a los profesionales". No tiene ningún inconveniente en que se regule la actividad de los "influencers", al contrario. "Como madre de dos niños pequeños, por supuesto que me parece bien; los niños hablan de los ‘influencers’, les tienen admiración, pero hay que tener bien presente que la mayor responsabilidad, la de educarles, es de los padres", afirma.

Lucía Galán aún no está al tanto de la nueva normativa. "Desconozco los detalles de la ley; yo no vivo de las redes", comenta.

Raquel Baragaño (@raque_cake) dedica su cuenta de IG a la montaña asturiana, la vida sana y el turismo rural. Se acerca a los 35.000 seguidores y la nueva regulación, en principio no la atañe, aunque la ley especifica que los creadores de contenido que operan en las plataformas digitales, aunque no lleguen a los mínimos fijados para los "usarios de especial relevancia", también están sujetos a sus restricciones.

Baragaño está presente en las redes sociales desde el año 2012 y lamenta que "en este país sea necesario regularlo casi todo, desgraciadamente; se regula porque el público al que llega la información no la criba ni la utiliza como se debería". "El público debe tener el criterio necesario para discernir", opina, y añade que "los menores no deberían tener un teléfono en la mano, las redes sociales son para mayores de 18 años" y "se les debe proteger desde casa, no facilitándoles un móvil ni permitiendo su acceso a las redes".

Raquel Baragaño teme que la nueva legislación responda, más que a cualquier otra cosa, a cierto "afán recaudatorio". "Yo siempre trabajé de manera muy honesta, todos sabemos dónde están los límites" y asegura que ella, y los compañeros que conoce, pagan religiosamente su cuota de autónoma.

Suscríbete para seguir leyendo