Isabel Fernández, ganadera y hospitalera en Tineo

Isabel Fernández Fernández es ganadera de cuna. Desde niña sintió pasión por el oficio que ejerce desde muy joven, pues ya desde los 22 años, cuando se jubilaron sus padres, se puso al frente de la ganadería familiar de vacas de leche en Borres (Tineo), donde nació y vive. Casada y madre de dos hijos de 8 y 10 años, reflexiona sobre la evolución de la ganadería en los últimos años, un tiempo, cuenta, en el que vivió momentos difíciles.

"Nos costó muchísimo llegar a donde estamos hoy. En el sector hubo huelgas, protestas, de todo. Tuvimos años muy malos, incluso durante un tiempo sopesamos cerrar y aumentar la actividad del albergue, pero al final nos mantuvimos peleando y poniendo dinero de nuestro bolsillo", recuerda. "Luego fue aumentando el precio de la leche y, aunque hoy no estamos como para tirar cohetes, tampoco estamos tan mal como entonces", afirma esta mujer que, además de la ganadería, atiende a su familia, el campo, la casa y el albergue con una energía admirable.

Isabel Fernández matiza que "aún contando con maquinaria para hacer las tareas del campo, al final hay que terminar subcontratando a gente para tareas como la recogida de la hierba y el ensilaje, la siembra y la recogida de maíz, regar y otros trabajos; las vacas hay que tenerlas cuidadas las 24 horas", remarca esta profesional. Al tiempo que habla, se levanta en varias ocasiones para atender a los peregrinos que van llegando hasta su albergue, de carácter privado, y que se asoma a la vera misma del Camino Primitivo.

La idea de abrir el albergue surgió a raíz del mal estado en que se encontraba una casa familiar. "Decidimos arreglarla y rehabilitarla antes de verla caer y, como estaba donde está, al lado del Camino, nos animamos a convertirla en albergue. Tiene diez camas y una habitación privada. Se llama el albergue ‘La Montera’, porque es así como se llamó siempre a esta casa", explica la ganadera.

Isabel Fernández asegura que, desde que abrió el hospedaje en 2019, no deja de acumular buenas experiencias y buenos recuerdos de cuantos pasan. "Los extranjeros vienen más en abril, mayo y junio, mientras que los españoles prefieren julio, agosto y septiembre", explica Isabel. Y destaca el gran aumento de peregrinos que optan por el Camino Primitivo en los últimos años. Añade: "Vienen encantados con la gente, con la comida, con el paisaje. A veces me dicen que se detienen a hablar con algún vecino o vecina de algún pueblo, generalmente personas mayores, y yo les digo que les han alegrado el día porque, de verdad, cada vez queda menos gente joven en los pueblos. Aquí vienen muchos peregrinos porque a un kilómetro empieza ruta de Los Hospitales, de las más duras, según nos comentan quienes la han hecho", afirma esta vecina de Borres.

Para Isabel Fernández su albergue es "una ventana al mundo, te da mucha alegría, te encuentras con personas que llegan de todo el mundo. Conocerles, charlar con ellos, es una forma de aprendizaje por su parte y por la mía. Te viene gente de Japón, de Australia, de Argentina, de Corea y hasta un chico que nos llegó de Emiratos Árabes. Para mí también es una forma de conocer el mundo y sus costumbres, pues llego a casa, me conecto a internet y busco sus localidades de origen", afirma sonriendo esta ganadera y hospitalera. También ejerce como buena informadora de dónde comer –recomienda "El barín de Borres"– o sobre qué tiempo hará, "que es algo que me preguntan mucho".

Ella cree que se puede vivir y emprender en el medio rural "si tienes ganas e ilusión". Si quieres trabajar y salir adelante, pues es lo que hay. Es cierto que es sacrificado, pero, a la vez, también es gratificante si te apasiona, y ese es mi caso. Es lo que hay", concluye.

Suscríbete para seguir leyendo