Conquistas feministas, por Ana Taboada e Isabel Fernández (Podemos)

Ana Taboada | Isabel Fernández

Ana Taboada | Isabel Fernández

"No olvidéis jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. Estos derechos nunca se dan por adquiridos, debéis permanecer vigilantes toda vuestra vida". Simone de Beauvoir.

No hace tanto que las mujeres en España éramos tuteladas, nuestros cuerpos eran el centro de operaciones de la política de sumisión del patriarcado. Hemos avanzado en democracia desde algo tan evidente como el derecho al divorcio, al voto y la autonomía para decidir sobre nuestra economía, sobre nuestro cuerpo y sobre nuestras vidas.

En este momento tenemos un Ministerio de Igualdad valiente que consigue llevar al BOE muchas de las reivindicaciones que las feministas reclamábamos en la calle.

Una nueva ley del Aborto, Salud Sexual y Reproductiva y Educación Sexual permitirá que se prime este derecho sobre la objeción de conciencia, practicándose en la sanidad pública. Permitirá, por tanto, que la objeción de conciencia no perjudique a las mujeres que tienen derecho a decidir sobre su propio cuerpo y que no se fomente por parte de poderes públicos, del conjunto de las instituciones, la culpa y las tutelas sobre las mujeres y el derecho a decidir sobre sus cuerpos. Frente a esto, la extrema derecha saca sus garras pretendiendo volver al pasado.

Han pasado diez años y las resistencias a los avances en derechos de las mujeres vuelven a amenazar con hacernos retroceder en el tiempo tan solo unos meses después de la entrada en vigor de la ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual. Esta vez son el PSOE y la ministra de Justicia Pilar Llop a la cabeza quienes proponen una reforma de la conocida como ley "solo sí es sí" poniendo en peligro el cambio de paradigma que plantea la norma al colocar el consentimiento en el centro del Código Penal en cumplimiento con el mandato del Convenio de Estambul. Pretenden recuperar el modelo penal anterior, aquel en el que para probar una agresión sexual era más importante demostrar haber sufrido heridas físicas que haber dicho que sí, o lo que es lo mismo, aquel en el que la credibilidad de una víctima dependía antes del grado de violencia que había sufrido que de su voluntad. De nuevo, no lo podemos permitir.

La sociedad del siglo XXI quiere vivir en un país que garantice la libertad sexual de las mujeres, que proteja a las víctimas de violencia machista sin olvidarse de las víctimas de trata con fines de explotación sexual ni de las mujeres en contextos de prostitución, que sea corresponsable, que avance en materia de derechos reproductivos y que reconozca las realidades LGTBI y abrace la diversidad de mujeres, también como parte del movimiento feminista, normativa ausente todavía, por cierto, en Asturies.

Y, por eso, pese al negacionismo de la derecha y la extrema derecha y a las presiones políticas, mediáticas y judiciales, las políticas feministas son irrenunciables. Este 8M volvamos a inundar las calles en Asturies de la alegría de sabernos juntas, empoderadas e incansables. Nuestra lucha es la lucha por una humanidad socialmente justa, igualitaria y sostenible. ¡Ni un paso atrás!

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