Conquistando nuestro futuro

El AVE: un hito en la historia de Asturias

Operarios en el túnel base de Pajares, durante las obras. |  | M. LÓPEZ

Operarios en el túnel base de Pajares, durante las obras. | | M. LÓPEZ / Ramón Díaz

Juan Cofiño

Juan Cofiño

Mucho se ha escrito sobre las bondades que entraña la puesta en servicio de la alta velocidad entre Asturias y Madrid, una vez superada la cordillera, a medio de una obra de ingeniería de la que, como españoles, nos debemos sentir legítimamente orgullosos. He tenido la ocasión de visitarla en alguna ocasión (en compañía de Isabel Pardo de Vera) y comprendí el enorme esfuerzo que entrañó, en clave de recursos y de aportación de técnicas de ingeniería, sin desdeñar la inversión de 4.000M€, que ejemplifica un esfuerzo solidario del conjunto para abordar una obra necesaria, que vertebra el territorio y "hace país". Asegurar la circulación de mercancías y personas, sin barreras ni asimetrías sin perjuicio del lugar en el que se viva, garantiza la competitividad de los territorios e iguala a las personas.

Asturias ha padecido secularmente un aislamiento geográfico, como consecuencia de nuestra condición periférica, atrapada entre el mar y la montaña. Sin embargo, en las últimas décadas se ha ido suturando la herida, construyendo infraestructuras, como las redes de autopistas, el puerto de Gijón, y las crecientes conexiones aéreas nacionales e internacionales que han modificado sustancialmente la situación; no obstante, permanece, acaso por arrastre histórico, en la psicología de la tierra, una cierta penumbra al respecto. La entrada en servicio de la alta velocidad ferroviaria debe despejar definitivamente sensaciones, toda vez que nuestra inserción sin barreras en el conjunto del territorio nacional, y por alcance en Europa, es una realidad contrastable.

No caben ya excusas relacionadas con la movilidad para competir y desarrollarnos, por lo que corresponde proyectarnos sobre esta nueva realidad para incorporar valor y riqueza, testimoniando de esta manera, el enorme esfuerzo desplegado. Disponer de buenas infraestructuras –es el caso– constituye condición necesaria para el progreso, pero por si mismas, en modo alguno lo aseguran. Desde ahora mismo nos están interrogando acerca de nuestra capacidad emprendedora para justificarlas.

Concluye, pues, con la puesta en servicio de la alta velocidad ferroviaria, una infraestructura vital, llena de simbolismo; no obstante, como ya se ha dicho, Asturias demanda esfuerzos adicionales para completar adecuadamente su movilidad exterior e interior. El aprovechamiento de la enorme potencialidad del puerto de Gijón (extendido a Avilés) y su Zona logística, con especial mención a Zalia y su "non nata" estación intermodal, exige la adecuación del trazado ferroviario para insertar a los puertos en el entramado logístico nacional a través del corredor atlántico. De otra parte, y en clave interna, debe afrontarse un esfuerzo en materia de planificación y recursos para hacer realidad unas cercanías ferroviarias dignas de tal nombre. España se ha volcado en las últimas décadas en la Alta Velocidad ferroviaria, en una apuesta atrevida y con vocación de futuro, pero ello ha postergado las inversiones en cercanías. El mayor número de desplazamientos en España (también en Asturias) se produce por carretera en cortos recorridos, incurriendo en costes medioambientales insostenibles, y produciendo enormes deseconomías, por lo que debe consensuarse una estrategia valiente y agresiva en materia de cercanías ferroviarias. En Asturias, pasa por convertir Feve en un verdadero "metropolitano" que vertebre el área central conectando (con el complemento de Renfe) los principales núcleos urbanos (incluido el aeropuerto). Ello implicará la priorización de recursos y una planificación que introduzca certezas, e incluso una reestructuración parcial de su actual trazado, ya que el asentamiento de la población y sus necesidades de desplazamiento se han modificado sustancialmente con respecto a los orígenes del ferrocarril de vía estrecha.

En cualquier caso, y más allá de afanes colectivos de futuro como los descritos, que nos convoca a próximos consensos, hoy celebramos un hito fundamental en la moderna historia de Asturias, que nos enorgullece, al tiempo que reafirma nuestra voluntad como pueblo para ganar el futuro sin complejos ni restricción de ningún género.

Hoy, como siempre... "caminante no hay camino, se hace camino al andar".

Avanzando.

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