La columna del lector

Joan Coscubiela

Conocí a Joan Coscubiela a principios de los noventa, cuando era secretario general de CC OO de Cataluña. Luchador antifranquista, de sólidas convicciones de izquierdas, afable, de trato educado, muy combativo a la hora de defender los derechos de los trabajadores y denunciar las corruptelas de lo que calificó, por entonces, como "la mafia catalana" ligada a los gobiernos de Jordi Pujol. Tardó mucho en entrar en política. Probablemente se sentía más cómodo en la lucha sindical, alejado de los focos que la política termina por ocultar lo esencial para centrarse en lo banal, en el discurso enlatado y vacío.

Su paso por el Congreso de los Diputados (2011-2015) dejó un buen recuerdo por sus brillantes intervenciones, siempre respetuosas en las formas, pero contundentes en la denuncia de las políticas antisociales del PP, fue el azote de Mariano Rajoy y una verdadera pesadilla intelectual para éste.

Estos días, como portavoz de su grupo parlamentario, Catalunya Sí que es Pot, en el Parlament, ha sido protagonista a su pesar, por decir entre otras cosas: "Estoy dispuesto a partirme la cara para que ustedes voten sobre la independencia de Cataluña, pero no si pisan los derechos de los diputados... No quiero que mi hijo Daniel viva en un país donde la mayoría pueda tapar los derechos de los que no piensan como ella". Lo que provocó, entre otras reacciones, el aplauso de los grupos del PP, PSC y C's; el desconcierto en sus propias filas y la mofa de los diputados de Junts pel Sí/CUP.

Que no son buenos tiempos para la lírica es evidente. Decir cosas sensatas en el laberinto catalán es una quimera porque se ha impuesto la política de trincheras. Coscubiela se niega aceptar que en política "el fin justifique los medios", por ello, ha anunciado que cuando termine el actual periodo legislativo en el Parlament de Catalunya abandonará la política activa.

Tiene razón el periodista Antonio García Ferreras, "Joan Coscubiela fue el único político que el día 6 de septiembre salvó la dignidad del Parlamento catalán"... Siempre se van los mejores.

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