Y los hijos de Cam: Cus, Mizraim, Fut y Canaán»... «Y Cus engendró a Nemrod, quien llegó a ser el primer poderoso en la Tierra»... «Éste fue vigoroso cazador delante de Jehová; por lo cual se dice: Así como Nemrod, vigoroso cazador delante de Jehová. Y así fue el comienzo de su reino Babel, Erec, Acad y Calne, en la tierra de Sinar».

Nemrod era hijo de Cus, que era hijo de Cam. Fue un hombre muy poderoso, que, después de dominar a todos los descendientes de Noé, hizo construir una fortaleza en una roca redonda sobre la que apoyó un gran trono de madera de cedro. Es ésta la historia de la construcción de la famosa torre de Babel, que es el más conocido de los relatos bíblicos de los que Nemrod es protagonista... Pero Nemrod es más...

Habíamos descrito cómo en el año de 1902 se había extendido la inquietud en la población avilesina por el posible embarque de explosivos en el puerto solicitado por don José Partiere, como representante de la SED, Sociedad Unión Española de Explosivos. La tragedia en Santander del vapor «Cabo Machicaco» -subrayábamos- estaba muy reciente y había causado estupor en toda la sociedad española. Sin embargo, el permiso fue concedido por parte del Gobierno y la actividad comenzó a realizarse.

La principal singularidad que caracteriza al grupo de fábricas de pólvora y explosivos que comienzan su actividad en España en el siglo XIX es la procedencia minera de sus promotores, predominantemente de Asturias y Vizcaya. En Asturias comienza la actividad, a finales del XIX, un pequeño grupo de propietarios belgas que, liderados por Dionisio Thiry, instalan una fábrica de pólvoras con recursos financieros y tecnológicos procedentes del exterior. Se establecen en 1874 en La Manjoya, a cinco kilómetros de Oviedo, y suministran pólvoras a las principales compañías mineras de la zona. Posteriormente la empresa se constituye en sociedad anónima, se extiende por el País Vasco y entran a formar parte del accionariado, además de más inversores belgas, los ovetenses Herrero y Palacio. Años más tarde, en 1880, comenzaron las obras para unas nuevas instalaciones, y en 1888 inauguran la nueva fábrica de productos químicos El Caleyo. Si bien el consejo de administración tenía su sede en Lieja, las oficinas de la fábrica se situaron en Oviedo, en la calle de Campomanes. En esta nueva fábrica comienzan a producir dinamita y mechas. El éxito de la actividad sería el trampolín que impulsaría a otro grupo de empresarios a crear en 1888 la Sociedad Anónima Vasco-Asturiana («Grupo Santa Bárbara»), que se constituye en Oviedo, aunque con actividad importante también en el País Vasco, y con oficinas en la calle Uría. Los principales consejeros serían A. Buylla, Julio Ramos, José Tartiere Lenegre, como director gerente, y Remigio Thiebaut. En 1887 se firmó en París un acuerdo, tipo cártel, entre la SED (Société Générale pour la Fabrication de la Dynamite) y La Manjoya, y en 1894 ingresa en el cártel la Sociedad Vasco-Asturiana. El consorcio se denominará en España también como SED (Sociedad Española de Explosivos o de Dinamita).

El transporte de la producción de este consorcio se efectuaba por mar, por motivos puramente económicos. Las cargas por ferrocarril no podían hacerse en trenes con pasaje y los trenes de mercancías, aunque podían llevar gran cantidad de vagones, los que cargaban dinamita y demás explosivos debían enclavarse, espaciadamente, entre el resto de las unidades con otros productos por motivos de seguridad, por lo que cada convoy podía transportar, en realidad, un número limitado de vagones con explosivos.

Ya desde 1860 la naviera Ybarra y Compañía realizaba un transporte de cabotaje entre Bilbao y Sevilla. Sus barcos eran fabricados por Astilleros del Nervión, y los Altos Hornos de Bilbao utilizaban los servicios de Ybarra para transportar lingotes de hierro con destino a las compañías cupríferas del suroeste español Río Tinto y Tharsis. Estas dos compañías mineras eran dos de los principales clientes de la SED.

Después de la catástrofe del «Cabo Machichaco», ocasionalmente se tuvo que volver al transporte por ferrocarril. La SED crea entonces su primera naviera en 1899, denominándola Compañía del Vapor Nemrod. El objetivo era no depender de la contratación de fletes y poder integrar el transporte de los explosivos con el abastecimiento de materias primas. Para poder disponer de una nave acondicionada para el transporte, adquirió en Inglaterra en 1899 el «Cragg», vapor de 555 toneladas de registro bruto, que es renombrado como «San Lorenzo», para cambiársele el nombre nuevamente en 1901 por el de «Nemrod I». Desgraciadamente para la compañía, en ese mismo año, el 31 de enero, se pierde frente a las costas de Avilés al embarrancar.

Para substituirlo se contrata con los astilleros Euskalduna un pequeño carguero, especialmente acondicionado para el transporte de explosivos, que se pone en grada con el numero dos, y se bota, de costado, el 13 de junio de 1904, y comenzó a distribuir con una regularidad de un viaje mensual -posteriormente los ampliaría a dos- los explosivos fabricados en Galdácano a los diferentes puntos de las costa peninsular. Fue el primer navío comercial de hierro y vapor fabricado en España, y era un buque tipo torre, copia de otro, el «Torret», construido en Inglaterra quince años atrás. Significó el paso definitivo para la puesta en marcha, en España, de una industria naval moderna. Los viajes de vuelta eran utilizados para el transporte y suministro de piritas onubenses y carbón de Asturias a las instalaciones de Galdácano. Los puertos de escala eran: Avilés, Vivero, Coruña, Marín, Huelva, Bonanza, Sevilla, Málaga, Almería, Mazarrón y Cartagena.

Algunas de las características del «Nemrod II» eran: casco de acero; eslora, 44,72 metros; manga, 7,10; puntal, 4,40; calado, 3,66; registro bruto, 422,96 toneladas; registro neto, 211,92; carga máxima, 420 toneladas; 9 nudos de velocidad en carga.

Este barco, como ya se ha dicho, entrará regularmente en Avilés y es objeto de preocupación por parte de las autoridades locales, especialmente con la llegada de la República, en 1931, cuando de forma reiterada se muestra la preocupación que existe por la concesión del cargadero de pólvora en la dársena de San Juan. En los plenos del Ayuntamiento se explicita esta preocupación, con intervenciones de distintos concejales que solicitan, insistentemente, se averigüen las condiciones en que fue realizada la concesión, incluso con gestiones, si fuese preciso, ante Ministerio de Fomento.

Va a ser en el año de 1932 cuando se sucedan de forma insistente las intervenciones en el Pleno con este tema, como la del señor Arias Sierra, concejal del Partido Socialista, que pregunta al alcalde, don David Arias y Rodríguez del Valle, sobre las condiciones de la concesión del cargadero de la dársena de San Juan. En septiembre el tema sigue coleando y se agudiza al recibir la Alcaldía una denuncia sobre el peligro de realizar el transporte de explosivos en la forma como se hace, peligro que fue evidente al producirse el incidente de romperse las amarras de un remolque con productos explosivos. El Consistorio considera que al constituirse el nuevo muelle en el Playón de San Juan no debe autorizarse la carga de dichas materias porque, de hecho, ha desaparecido la concesión administrativa que tenían. En octubre, el Alcalde da cuenta al Pleno de haber recibido un telegrama del señor ministro de Obras Públicas comunicando haber ordenado se estudie la forma de evitar los peligros denunciados sobre embarque de explosivos. En noviembre, el Alcalde da cuenta al Pleno de haber acudido a una reunión celebrada en la Ayudantía de Marina, para la que había sido convocado por el señor ayudante, al objeto de adoptar acuerdo en relación con las manipulaciones de explosivos que carga el vapor «Nemrod» y fijar de una vez y para siempre y con pleno conocimiento de causa el lugar donde deben efectuarse las operaciones citadas.

Presentes en la reunión las autoridades que tienen intervención en el puerto, se acordó que, en las ocasiones en que no sea posible, por el tiempo, dejar el barco fuera del puerto, el sitio más indicado es el fondeadero llamado El Pozo, donde recientemente atracó varias veces; no así los días en que el buque pueda estar fondeado fuera de barra, porque así se lo permita lo bonancible del tiempo.

Pero no acaban aquí las singladuras que tendrán nuestro puerto como destino o escala del «Nemrod», ni la preocupación por la carga y descarga de explosivos. Un barco que, después de cambiarse el nombre, que sustituye por el de «San Mamés» en 1953, seguirá operando hasta ser desguazado, en Gijón, en septiembre de 1967. Pero esas cuestiones serán objeto de otra narración, tal como ocurrieron, en nuestro «Diario de a bordo».

Román Antonio Álvarez González es concejal de Cultura del Ayuntamiento de Avilés.