Francisco L. JIMÉNEZ

La plantilla de estibadores del puerto de Avilés, compuesta por sesenta personas, se enfrenta a la amenaza de una regulación temporal de empleo (ERE) que afectaría rotatoriamente al conjunto del colectivo como consecuencia de la importante caída de actividad que registran los muelles, un reflejo más de la crisis económica mundial. La opción del ERE ya se puso sobre la mesa días atrás por la representación empresarial del sector portuario local, si bien negociaciones iniciadas con posterioridad entre las partes en conflicto han servido para frenar el pretendido ajuste laboral, que no para aparcarlo definitivamente, según aseguraron a este diario fuentes sindicales.

Como alternativa al ERE, los estibadores y los empresarios del Puerto de Avilés acordaron la puesta en marcha de una serie de medidas laborales de corte extraordinario que eviten, al menos de momento, tener que aplicar un expediente de regulación empleo que la plantilla rechaza frontalmente. Uno de los cambios aprobados, ya en vigor, es la unificación de los dos antiguos turnos de mañana y tarde en uno solo matinal, con la obligación asociada para los estibadores de trabajar eventualmente en horario vespertino si la carga de trabajo así lo requiriese.

El Puerto de Avilés, al igual que el de Gijón, se había librado hasta el momento de recortes laborales como los aplicados en otras autoridades portuarias de España para ajustar la mano de obra disponible en los muelles a la carga efectiva de trabajo. Con anterioridad ya pasaron por este trance puertos como los de Almería, Motril, Cádiz, Valencia y Barcelona. En el Norte, Santander abrió una senda en la que el Puerto de Avilés trata de evitar adentrarse.

El presidente del Puerto, Manuel Docampo, destaca en este delicado momento la importancia de que la buena voluntad mostrada hasta ahora por los representantes sindicales de los estibadores y los de los empresarios siga presente para que las negociaciones lleguen a buen término.

Pese al tono conciliador y hasta esperanzado del presidente, la desazón preside las declaraciones de unos y otros. La razón del pesimismo, aparte del problema específico de la falta de trabajo para los estibadores, tiene que ver con la delicada situación financiera que, para más inri, atraviesa desde 2008 la Sociedad Estatal de Estiba del Puerto de Avilés (Seavided) y la aparente dificultad de corregir su rumbo en un contexto económico tan desfavorable como el actual. El descenso del número de barcos atendidos y la caída de actividad en los muelles avilesinos (cerca de un 30 por ciento acumulado en el primer trimestre del año) lastran los resultados de Seavided y amenazan con asfixiarla económicamente.

Los «números rojos» que presentan las cuentas de Seavided intranquilizan al colectivo de empresas consignatarias que operan en el Puerto, toda vez que son ellas las que, por ley, deben sufragar a final de año las pérdidas en que incurra la sociedad. Es decir, los empresarios sufren en sus carnes la crisis al haber bajado la actividad comercial de la que viven sus negocios y, además, tienen la responsabilidad de enjugar las pérdidas de la sociedad que les proporciona mano de obra.

Esa pinza -menos ingresos y más gastos- será «insoportable» dentro de poco tiempo para las empresas, según aseguran expertos locales en materia de puertos. Esa es la razón por la que han planteado la aplicación de un ERE: al menos con él se ahorrarían dinero en sueldos de estibadores.

Los damnificados por el hipotético ERE portuario se resisten a considerar siquiera la posibilidad de aceptar su aplicación. Felipe Mendoza, máximo responsable en Avilés de la Coordinadora de Trabajadores del Mar, el sindicato mayoritario en el sector de la estiba, advierte de que el empleo es «intocable» y se muestra partidario de analizar otro tipo de soluciones para salir del bache en que se ha metido Seavided.

Felipe Mendoza expone que los ingresos de los estibadores avilesinos se han resentido de la menor actividad portuaria de un modo muy considerable -hasta un tercio menos, según publicó este diario el pasado día 20-, un hecho agravado por el alto componente variable de los sueldos del colectivo. «Si no hay barcos, no hay trabajo para nosotros y, a diferencia de otros empleos, si el estibador está parado su salario mínimo es poco menos que de subsistencia. No queremos ni pensar en la posibilidad de agravar aún más esa situación con un ERE», manifestó el dirigente sindical.

Tráficos

La previsión de movimientos portuarios relacionados con los productos siderúrgicos es la mitad que en 2008. La exportación de carbón de coque está detenida desde enero. El tráfico de contenedores ha descendido más de un 40 por ciento y el de mercancía general, un 38 por ciento. El conjunto de tráfico cae desde primeros de año cerca de un 30 por ciento.

Barcos

La media mensual de barcos que atracan o zarpan de Avilés ha descendido de 85 a 65.

Ingresos

Los ingresos de los diferentes operadores portuarios (estibadores, consignatarios, remolcadores, prácticos, etcétera) disminuyen de forma proporcional a la caída de tráficos.

Obras

El Puerto mantiene inalterado el plan de obras para la ampliación de muelles en la margen derecha, donde se van a invertir 24 millones de euros.