Soto del Barco,

Ignacio PULIDO

El concejo celebra hoy el cumpleaños de Dolores Menéndez, conocida popularmente como Lola Galán, y que, con sus 100 años recién cumplidos, es la mujer más longeva de Soto. Ayer, cincuenta y siete de sus familiares se dieron cita en el hotel Palacio de La Magdalena para festejar por todo lo alto el centenario de Lola, una persona que, a pesar de su avanzada edad, rebosa energía.

El aniversario de Lola Galán se inició al mediodía en la iglesia parroquial de San Pedro de Soto. Acto seguido, la familia Menéndez se trasladó a La Magdalena, donde disfrutó de un multitudinario banquete en el que hubo numerosas muestras de cariño hacia la abuela. No en vano, Lola estuvo arropada por decenas de parientes procedentes de todo el Principado e incluso de otras comunidades autónomas.

Al final de la comida, el alcalde Jaime Menéndez Corrales, emparentado con Lola, realizó un repaso a la historia de la familia Menéndez, que hunde sus raíces en Gijón.

José Menéndez, padre de Lola, trabajó hasta 1911 como carretero en el muelle gijonés. Ese mismo año, con motivo de una huelga, se vio obligado a trasladarse con su familia, compuesta por su mujer y nueve hijos en aquel entonces, al núcleo rural sotobarquense de La Corrada, donde nacieron cuatro retoños más. «La familia ocupó durante años una casa conocida como "caserío Galán". De ahí viene su apelativo», matiza Menéndez Corrales.

La tragedia quiso que el devenir de la familia se viese truncado en 1918, cuando José Menéndez y dos de sus hijos fallecieron a causa de la «gripe española». María Rodríguez, su viuda, se quedó al frente de la hacienda y al cargo de once criaturas. Apenas unos veinte años más tarde, otro de los hermanos de Lola fue asesinado durante la Guerra Civil, sumiéndose de nuevo el «caserío Galán» en el dolor.

En 1945, la familia se trasladó a vivir al barrio sotobarquense de Rubines y en 1953 se asentaron en la calle de El Campo, donde reside actualmente la abuela centenaria. Lola, que nunca se casó, cuidó durante años a su madre, hasta 1971, año en el que tuvo lugar el fallecimiento de la matriarca.

Actualmente, Lola reside sola en su domicilio, sito a escasos metros del de su sobrino Mario González. La salud de Lola es envidiable. Y es que a pesar de contar con un siglo a sus espaldas, tan sólo padece problemas de audición. Del mismo modo, sus familiares destacan el carácter independiente de la abuela, que acude a misa siempre que puede y que visita la biblioteca municipal todas las semanas en busca de libros con los que entretenerse.