«Forma Antiqva» volvió a la escena musical avilesina, en el formato básico del grupo langreano de música antigua, es decir, los hermanos Zapico -Daniel, Aarón y Pablo- en su particular «Concerto Zapico», con un programa en el que la música barroca de danza apareció, como cada vez, vital y renovada. «Forma Antiqva» regresó así al panorama avilesino de conciertos después de cuatro años, tras la presentación en 2008 de su trabajo discográfico sobre cantatas de cámara de Scarlatti, que les llevó al Palacio de Valdecarzana, y un recital circunscrito a los cursos de La Granda, al año siguiente. La vuelta de «Forma Antiqva» supuso, el pasado lunes, la apertura del nuevo ciclo de música clásica con el que el Centro Niemeyer ha recuperado el género para su programación. Para esta ocasión, los hermanos Zapico escogieron un programa basado en el repertorio ibérico italiano de los siglos XVI, XVII y XVIII, registrado en su segundo álbum con el prestigioso sello Winter&Winter, con el que la formación saltó al mercado internacional.

De este modo, «Forma Antiqva» recaló en Avilés, en un concierto íntimo con la esencia de la agrupación, en el que los tres hermanos hicieron suyas obras conocidas con la frescura y vitalidad que les caracteriza, pero también con rigor estilístico y elegancia, mucha elegancia. La música fluyó con libertad a través de los instrumentos -clave, guitarra y tiorba-, haciendo gala de unos bajos sólidos y un sonido amplio y lleno de energía. Así pues, tras su participación, el día anterior, en el XXIX Festival de Música Antigua de Sevilla, «Forma Antiqva» hizo «bis» en Avilés con su «Concerto Zapico». En su espectáculo, «Forma Antiqva» huyó del encorsetamiento de la sala de conciertos, buscando nexos para la unión de diferentes piezas, en función de la tonalidad o la forma de las obras, o incluso del efecto contrastante. Sin embargo, el público no pudo apreciar esta propuesta ni seguir el trascurso del recital como debiera, dado que no había programas disponibles, un error grave de organización a evitar en próximos conciertos.

Dos fandangos -el «Fandango de España» de Nebra y otro de Santiago de Murcia- abrieron el programa con gran inventiva por parte de los intérpretes, como una declaración de intenciones en la primera parada del concierto. Siguieron unas «Diferencias sobre las Folías», anónimas, en las que destacó el diálogo entre la guitarra y la tiorba, con el vital contrapunto del clave, en un abanico de giros rítmicos y armónicos. Unas «Improvisaciones sobre Caponas y Chaconas» funcionaron como contraste, con una interpretación inspiradora por parte de Daniel Zapico a la tiorba.

El tercer bloque del programa, de ejecución transparente y refinada -teniendo en cuenta las audacias técnicas y armónicas-, incluyó la «Obra por 5º tono. Preludio Grabe y Giga», de Santiago de Murcia, pero en la visión de Arcangelo Corelli, la «Toccata XI» de Giovanni Girolamo Kapsberger, y unas «Diferencias sobre la Españoleta». Resolución e inventiva, con una tiorba de gusto exquisito, para el siguiente bloque, en el que escuchamos el «Preludio» de Ludovico Roncalli, una «Passacaglia» de Kapsberger y el anónimo «Bayle del Gran Duque», de gran fuerza interpretativa.

Otra pieza de Kapsberger, «Colascione», abrió el penúltimo bloque, de concepción originalísima, como pudo comprobarse desde el inicio, a cargo de la tiorba y la guitarra, seguidos de un clave de vértigo, que condujo a una «Passacaglia» de Johann Caspar Ferdinand Fischer y, para finalizar esta parte, la «Recercada I» de Diego Ortiz, y unas «Diferencias sobre El Baile de las Antorchas». El programa se cerró con las «Folías Gallegas» de Santiago de Murcia, plenas en detalles rítmicos y armónicos bien resueltos, a pesar de los riesgos para el ensemble, que se despidió con un «Fandango» de Scarlatti. Como propina, «Forma Antiqva» ofreció unos canarios, en forma de variaciones.