Pablo Castañón (Mieres, 1977) es Adolfo Reverte y Adolfo Reverte es bodeguero, un bodeguero de ficción en «Gran reserva», que es una serie de éxito. Intrigas, amores, accidentes, cadáveres en el armario... Adolfo Reverte tiene dos caras: la de Pablo Castañón y la de Manuel Galiana. Galiana es Adolfo cuando el tiempo ha pasado y Castañón, en sus primeros días. Galiana lo fue la noche de los lunes. En «prime time». Y Castañón, todos los días, a partir de las 16.30 horas. Cuarenta años atrás. En una serie de título semejante: «Gran reserva. El origen».

-Cuenta el principio de todo -aclara el actor asturiano.

Castañón es de Mieres, pero no es de Mieres. «Viví siempre en Las Vegas, en Corvera», señala. Castañón conversa por teléfono con LA NUEVA ESPAÑA.

-Me he levantado a las seis de la mañana -dice-. Me adelantaron la grabación.

Horario de siderúrgico, y es natural: Castañón es hijo de un siderúrgico. «Estudié en el colegio de Los Campos», apunta. «Mi padre trabajaba en Ensidesa», señala.

Las sesiones de grabación son largas y armoniosas. «Empezamos a las ocho de la mañana y, del tirón, hasta las cuatro de la tarde».

-Pues le pillo entonces de chiripa.

-Hoy nos hemos dado prisa.

Pablo Castañón, lo repite cuando tiene oportundidad, lo tenía claro: «Siempre quise ser actor, desde que participaba en los festivales escolares de Navidad. Siempre me tiraron las tablas», subraya. Y empezó pronto: en los bares, contando cuentos. Pablo Castañón formó parte de «Teatro Cabriola», que fue un grupo de corto, pero intenso, recorrido. Con Castañón estaban María Álvarez, Rodrigo Casas, Vanessa Moreno... Hace ya como una década. Valle-Inclán, Ibsen...

El actor se ató la manta a la cabeza y, de cabeza, se aventuró en la selva madrileña. Los actores tienen una virtud: la costumbre de vivir en el alambre.

-Ahora esto, lo de ser Adolfo Reverte, me da para vivir -apunta el actor asturiano.

Castañón vive en pleno centro de Madrid. «Desde enero y hasta el sábado pasado combiné la televisión con una obra de teatro», comenta. La obra fue «Extraños en un diván», en el circuito del Off Madrid. La escena madrileña ya no es la que era. La verdad, es que ya nada es lo que era. «Un amigo mío me dijo que iba a ver una obra en un hotel, con dos espectadores como máximo», comenta el actor. «Hacen cinco pases», apostilla. «Se hace teatro en cualquier parte: en una peluquería, en una portería...» Castañón y Lorena Roncero estuvieron haciendo «Extraños en un diván» todos los sábados y domingos en la sala Arte y Desmayo, que está en Marqués de Vadillo. Sesenta butacas nada más. «Así que, entre la tele y el teatro, apenas tenía vida social. ¡Pero bienvenido sea el trabajo!», apostilla Castañón.

El actor corverano se promete un primer fin de semana de descanso del bueno. Lleva siendo bodeguero enamoradizo durante más de treinta capítulos. «La directora de cásting, Sara Bilbatua, llamó a mis representantes y todo fue muy rápido», cuenta el actor.

El Adolfo de la serie madre está perdidamente enamorado de Sofía. Manuel Galiana y Ángela Molina y, cuarenta años atrás, Pablo Castañón y Verónica Sánchez. «Casi siempre trabajo con Alberto San Juan, con Petra Martínez, Carlos Álvarez-Nóvoa, que también es asturiano, con Verónica... Un lujo», recalca el actor asturiano. «Tengo ganas de pasar unos días en Asturias», apunta.

O sea, por un lado los Reverte, por el otro, los Cortázar. Y, en el medio, los Miranda, que son los nuevos del culebrón a media tarde. «Nos entregan bloques de guiones de cinco en cinco capítulos con una semana de antelación: así te puedes imaginar cómo va a evolucionar tu personaje», comenta el asturiano. Una cosa es clara: el amor prohibido le alejará del pueblo y de los viñedos. «Por la mañana grabo y, por la tarde, a estudiar», añade. «Pero estoy muy contento».

Pablo Castañón conoce el género. Estuvo un año intentando desvelar «El secreto de Puente Viejo». Trabajó en la serie durante doce meses. «Adolfo es un personaje con mucho más "swing" que Sebastián, el de "El secreto", que era un tipo con muchas ideas, pero que nunca le terminaban de salir. Una cosa es clara: trabajar en la televisión te da mucho oficio, mucha experiencia...», recalca el actor asturiano.

Castañón se formó en la escuela Réplika, de la Jaroslav Bielski, que fue profesor del antiguo Instituto de Teatro y Artes Escénicas (ITAE). De la escuela pasó a la compañía del propio Bielski. Su primer trabajo como profesional de primera envergadura fue con «El cartero de Neruda», una producción de José Sámano que se estrenó en Avilés, en el teatro Palacio Valdés. La ciudad en la que todo había empezado.