La Virgen de las Mareas se quedó ayer por la mañana bajo techo y es que el cielo amenazaba lluvia y los miembros de la cofradía parroquial que guardan la imagen de la patrona del barrio del Nodo no quisieron arriesgarse. "No están las cosas para ello", confirmaron. No obstante, la virgen, en todo su esplendor, presidió el oficio religioso central de la fiesta patronal, una misa que concelebró una docena de curas avilesinos con Víctor Fernández Gaínza en lugar destacado. Fernández es, de hecho, el párroco de un barrio que creció con el devenir de las olas y con el olor del pescado; en plena posguerra.

Los abrigos y los paraguas cerrados protegieron del frío y de la lluvia -que al final no se presentó- a los fieles que, minutos antes del mediodía, se fueron acercando a la travesía de la Iglesia, la calle del templo de la Virgen de las Mareas. Los curas que iban a acompañar a Fernández Gaínza aparcaron cerca del atrio del templo y los vecinos aguardaron a las autoridades. Y se presentaron con prontitud la cronista oficial de la villa, la catedrática Josefa Sanz; el capitán de la Guardia Civil de Avilés, Mariano Revuelta Gómez; y el comisario de la Policía Nacional, Agapito Pérez. Asimismo, representaron al Ayuntamiento de Avilés varios concejales. Fernández Gaínza, a la hora del sermón, saludó principalmente "a las autoridades civiles y militares y a la señora presidenta de la cofradía parroquial Virgen de las Mareas". Y a nadie más. Porque los vecinos que se acercaron a la iglesia dijeron echar de menos en la iglesia a representantes de la cofradía de pescadores, los caseros del barrio, "que encima llevan el nombre de la virgen", apuntaron.

Fernández Gaínza comentó uno de los pasajes del Nuevo Testamento, aquel del milagro de la transformación del agua en vino. El cura destacó el papel de la Virgen en el milagro y, en este sentido, subrayó su papel como principal influencia del Hijo. El párroco presentó su intervención llamando la atención a los fieles que se acercaron a la iglesia la importancia de la virgen y, para ello, echó mano de la memoria colectiva: "Muchos somos de Avilés y vivimos y disfrutamos con esta fiesta desde nuestra más tierna infancia".

La misa la cantó el coro de Amigos de Sabugo que, como siempre, acudió a la llamada de la cofradía parroquial Virgen de las Mareas. La cantante Patricia Martínez actuó como solista, como viene siendo ya tradicional en esta misa patronal.

La cofradía parroquial de Virgen de las Mareas está formada por un centenar de personas, 65 de ellas han quedado este mediodía para comer y celebrar conjuntamente en el restaurante Fam's a la patrona de uno de los barrios señeros de Avilés.