Fue el proyecto urbanístico más ambicioso de Avilés, se preveía la construcción de más de 3.000 viviendas, pero no se llegó a mover un centímetro de tierra. El residencial de Gaxín está a punto de perder la calificación de área de desarrollo prioritario, decisión que el Ayuntamiento podrá tomar una vez que comunique a todos los propietarios de terrenos (en torno a 200) el ultimátum. O actúan, o se pasa página con el proyecto. Gaxín -que etimológicamente quiere decir un pedazo pequeño- se convirtió en el Titanic de las operaciones residenciales de Avilés. Los terrenos adquirieron unos costes desmedidos justo antes de que estallara la burbuja inmobiliaria. Y hoy los principales promotores no quieren ni oír hablar de ello.

El concejal de Urbanismo, Teófilo Rodríguez, explicó que todas las actuaciones urbanísticas tienen una caducidad, marcada por los plazos aprobados. Y por eso, ante la falta de acción de los promotores -que ni siquiera llegaron a conformar la junta de compensación-, a finales del año pasado el Ayuntamiento avilesino comenzó a comunicar a los propietarios el ultimátum. "Que ante la no actuación, caduca y pierde el carácter prioritario". Esto se traduce en que se retira la presión de actuar a los ejecutores, y para el Ayuntamiento, el proyecto pasa a quedar en la reserva, sine díe. "Lo único que quiere decir es que la gestión queda paralizada". Y abre la puerta también a modificar el plan que fue aprobado en su día. Una de las posibilidades es desgajar el proyecto en varias actuaciones, ya que la actual es demasiado ambiciosa.

El plan urbanístico de Gaxín fue una de las grandes apuestas del Plan General de Ordenación Urbana de 2006. La previsión era construir 3.300 viviendas, un 60 por ciento de protección oficial, razón que llevó al Ayuntamiento a calificar esta área de desarrollo prioritario. La estimación es que los promotores tendrían que invertir unos 45 millones de euros sólo en urbanizar un millón de metros cuadrados de suelos, que se extienden en el entorno del hospital y del Colegio San Fernando. Sus quejas sobre los costes añadidos son recurrentes desde hace años, si bien es cierto de que cuando compraron los terrenos el entonces titular de Urbanismo, José Alfredo Iñarrea, advirtió de que estaban comprando a un precio muy elevado y que el coste de la urbanización iba a ser elevado, por la orografía del terreno poblada de desniveles.

La promotora Anjoca acaba de conseguir un recorte, casi anecdótico, en las exigencias impuestas por el Ayuntamiento para urbanizar Gaxín. La empresa consiguió en los tribunales eliminar la obligación de comprar y ceder para uso público el palacio de León-Falcón, en la parroquia de Miranda, que era una de las cargas aprobadas por el Ayuntamiento de Avilés. Es la segunda modificación que consigue la empresa respecto al acuerdo inicial, ya que el gobierno cedió en 2013 a las presiones de los promotores y retiró la obligatoriedad de instalar un sistema de recogida de basura neumática.

Relegada la operación de Gaxín, hoy la principal bolsa de suelo pendiente de desarrollar es La Llamosa, con 1.400 viviendas. En este sentido, Teófilo Rodríguez señaló que también tiene unos plazos, y que exigirá a los promotores su cumplimiento. El próximo paso que tienen que dar los responsables de la operación es el proyecto de expropiación.