Abril no es el mes más cruel. Por lo menos no en Las Vegas, que por unos días tiene un color especial: el que ofrecen los trajes de faralaes y la fiesta continuada. "Desde hace tres años montamos la Feria de Abril y lo hacemos con mucho apoyo", aseguró ayer Raquel Julías, del grupo de sevillanas de Corvera, los organizadores de este fin de semana de celebraciones regadas con manzanilla y rebujitos y al paso marcado por los palos del flamenco. La carpa cerró anoche cosechando un nuevo éxito. La Feria de Abril de Las Vegas volverá el año próximo.

El grupo al que pertenece Julías se formó hace ocho años, pero no dieron el paso de la organización de la feria hasta hace tres años. Julías hablaba mientras los jinetes y sus caballos se preparaban para un pasacalles que causó admiración entre los vecinos de la localidad corverana. Comenzó un coche con banda sonora incorporada. Las sevillanas no dejaron de sonar en todo el recorrido que comenzó en el cruce de las calles de Fernández Corugedo y Rubén Darío. Colores vivos y también chaquetas. "Que hace fresco", explicó una de las participantes. El coche marcaba el paso también de los jinetes. "Son todos amigos", explicó Julías. Y tanto. Venían de Molleda y paso a paso llegaron a la plaza de las Cuatro Estaciones. El coche de la Policía Local que precedía al desfile se detuvo y un agente bajo para regular el tráfico mientras los diez caballos y sus respectivos jinetes bajaban por la calle Estebanina en dirección a la avenida del Principado y la calle Primero de Mayo. Las sonrisas evocaban la fiesta de la madrugada pasada y de la que estaba por venir.

Paquita Olmos y Susana Moreno junto al grupo "Al Alba" fueron las encargadas de poner la banda sonora en la noche del domingo. "Vamos a bailar hasta que no podamos más", prometió Julías.

Las fiestas sevillanas comenzaron, como es tradicional, con el encendido de luces en la plaza de los Maestros, que fue la que acogió las barracas de la fiesta, que ayer por la mañana estaban a pleno rendimiento. Hinchables y vermús para probar el bocado de una fiesta en la que participaron las bailarinas de las escuelas de danza Myrian Chamorro y Mónica Núñez de Avilés. Ellas fueron las primeras en moverse sobre el tablado dispuesto a un paso del centro cultural de Las Vegas, una ciudad llena de color otra vez.