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La integración de los extranjeros en el municipio

"El desarraigo al emigrar es enorme"

Tres emigrantes relatan sus experiencias y valoran la labor del Grupo Local de Inmigración de Avilés, en el que han encontrado apoyo para volver a empezar

"El desarraigo al emigrar es enorme" RICARDO SOLÍS

La cubana Leonor Cabeza tuvo que volver a empezar a los 63 años. Hija de asturiano, tras jubilarse en su Cuba natal hizo las maletas como había hecho su padre décadas atrás, pero haciendo el viaje a la inversa. "Había que salir de allí para luchar por la familia y solo podía hacerlo yo, porque era hija de un asturiano. Fue un momento muy duro. A la tercera edad, cuando ya piensas que tienes un proyecto de vida y el futuro organizado, tuve que volver a empezar. No sabía ni dónde estaba Asturias. Fue como coger un avión y tirarme en paracaídas. El desarraigo en ese momento es muy grande, y el dolor muy profundo", relata.

Cabeza, el zamorano Ramón González Juliá y el senegalés Mamadou Demba, todos ellos afincados en Avilés desde hace años, compartieron ayer en el palacio de Valdecarzana sus experiencias migratorias en una mesa redonda moderada por la periodista Patricia Simón enmarcada en la celebración del décimo aniversario del Grupo Municipal de Inmigración de Avilés. Y los tres destacaron la importancia de este servicio municipal, que da la mano a los que llegan a la ciudad en busca de una nueva vida, y que no siempre es mejor que la que dejaron atrás.

"Al día siguiente de mi llegada a Avilés me llevaron a un sitio que se llamaba Fundación Emaús. Y me encontré personas maravillosas en un momento horrible en el que te sientes sola, sin familia. Siendo una vieja me convertí en una niña, aquí era una analfabeta en todo", explicó Leonor Cabeza. La cubana, que ya siente Avilés como su tierra, dejó en la isla caribeña hijos y nietos. De hecho, su marcha fue el primer paso "para abrir el camino" a Asturias y agrupar aquí a la familia. El reencuentro todavía no ha sido posible. "Presentamos las solicitudes en 2009 y todavía hoy sigue sin resolverse, dicen que por problemas internos de la embajada. Se ha producido una transformación en la sociedad cubana, ya no sabes cuál es la intención de las personas que quieren salir (...) No nos podemos cerrar en una campana de cristal, las migraciones son necesarias para saber lo que es y entender a los demás. Parece que todo lo que viene de fuera es mejor y no tiene por qué ser así", concluyó.

Hace ya ocho años que el senegalés Mamadou Demba reside en Avilés. Como tantos miles de africanos, su llegada a España no fue un camino de rosas. En el primer intento, acabó deportado. A la segunda, llegó a Tenerife. "Allí no estaba cómodo, sentía que tenía un pie en África y otro en Europa. Tenía miedo a que me devolvieran a Senegal", explicó este emigrante, que gracias a Cruz Roja recaló en Asturias y una familia avilesina lo acogió en su casa durante los tres primeros años. Mamadou Demba está totalmente integrado, trabaja en el sector de la hostelería y se siente afortunado: "Estoy más feliz aquí, he sentido cosas que jamás había sentido en mi país". La suya no fue una infancia fácil (se crió con sus abuelos, a los que llama padres), y le cuesta verbalizar todo su agradecimiento al apoyo que recibió en Avilés. "Llegas solo y ves que te abren la puerta. Me he encontrado gente maravillosa", explica el joven, que reprocha a sus compatriotas la información que trasladan a sus familiares, al otro lado del Estrecho. "Los que vienen te cuentan que en España todo es maravilloso, cosas que no son reales. Cuando llegué no me encontré nada de lo que me habían contado. Hay que decir la verdad", les reprochó Demba.

González Juliá constituyó el ejemplo de los miles de personas que llegaron a Avilés en la segunda mitad del siglo XX, atraídos por la floreciente Ensidesa. Salió de su pueblo zamorano el 20 de enero de 1965, con una maleta de cartón que aún conserva. En Avilés le esperaban sus cinco hermanos, que ya trabajan para la gran siderúrgica. "Avilés le debe mucho a Ensidesa, porque gracias a ella hay muchas cosas. Y yo le debo mucho a Asturias, que me ha dado una mujer y dos hijas", aseveró. Zulema Cadenas ejemplificó la experiencia de aquellos que emigran "por enriquecimiento personal, por ampliar horizontes". La periodista Patricia Simón destacó "el trabajo en red de Avilés" con los emigrantes. "Es cierto que su tamaño favorece este tipo de trabajo, pero también he de destacar que esto no lo he visto en otras ciudades similares", concluyó Simón.

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