Los padres de alumnos del colegio Apolinar García Hevia, en un afán de proteger a sus hijos del frío y evitarles un resfriado, los abrigan "en exceso". Y los niños, sobremanera los más pequeños, sudan la gota gorda. "Vienen con varias camisetas, alguna térmica, además de jersey o sudadera y la cazadora. Con la actividad en las aulas de Infantil, que son muy soleadas, y la calefacción, pasan demasiado calor", indica Yolanda Molero, directora del centro de Llaranes, que acaba de enviar una circular a las familias pidiéndoles que no los arropen tanto.

"Queremos comunicaros que, en nuestro cole, la calefacción funciona muy bien. Hay una temperatura muy agradable y constante. Por este motivo, no es necesario que abriguéis tanto a los niños, no hace falta que vengan con capas como las cebollas. Utilizad el sentido común. No son necesarias dos camisetas, un forro polar... porque también ponen mandilón. No os preocupéis por el frío porque para el recreo las profes les ponen el abrigo, la bufanda...", reza la misiva.

Este mismo mensaje se trasladó a los padres a comienzos de curso en las reuniones con las tutoras, que sirven para trasladar las normas y recomendaciones del colegio y del aula. Algunas indicaciones pasan por el uso de playeros con velcro o de mandilones abiertos por la parte delantera y con botones y ojales grandes, comentan desde el Apolinar García Hevia.

La asociación de padres (AMPA), a través de su presidenta, califica de "razonable" la misiva que acaban de recibir, en especial para los padres con hijos que han llegado nuevos al colegio. "Es bueno que se les diga qué hacer y que la responsabilidad no quede en manos de los profesores, ya que al salir al patio se preocupan de poner a cada niño el abrigo bien abrochado, gorro e incluso guantes", comenta, para reconocer el mal hábito de abrigar a los hijos. "Las clases de Infantil son muy calientes y es cierto que no necesitan tanta ropa bajo el mandilón. Les ponemos muchas camisetas. Lo que sí necesitan es una prenda exterior de abrigo buena y debajo poca cosa, que no sea complicado de quitar, con cremallera, a ser posible", apunta Susana Rionda.

La presidenta de la AMPA atribuye esta costumbre de los padres a la sensación que perciben los adultos ante las bajas temperaturas exteriores. "Nosotros tenemos frío y la reacción inmediata es abrigarlos porque creemos que ellos también lo tendrán", añade. Asimismo, admite que "los niños salen sudando", sobre todo los días que asisten a clase de psicomotricidad o gimnasia. "Entonces les caen chorretes", apunta.