Los participantes de la cuarta edición de "Masterchef Junior" celebraron este fin de semana una "quedada" en Avilés. Doce de los pequeños cocineros del popular programa de televisión se reunieron por primera vez tras la despedida del concurso en el que resultó ganadora Paula, de Barcelona. La avilesina Estela Antuña, que alcanzó la semifinal, ejerció de anfitriona de sus compañeros y juntos visitaron Cudillero y la mina de Arnao. Pero el plato fuerte del viaje tuvo lugar ayer, por la tarde, en el hotel Palacio de Ferrera, donde los jóvenes chefs se encontraron cara a cara con un centenar de seguidores de sus mismas edades y se sometieron a una batería de preguntas sobre sus experiencias en el programa.

El auditorio, integrado únicamente por niños, recibió a los populares cocineros con gran algarabía. A Paula le preguntaron qué se siente al ser la ganadora. "Estoy súper contenta, súper feliz y me gustó mucho la experiencia", señaló desde el estrado. Hasta unos minutos antes del inicio del debate, la joven grababa vídeos de su estancia en Avilés y colgaba fotos en Instagram, red social en la que cuenta con más de 72.000 seguidores.

La popularidad alcanzada a través de "Masterchef Junior" no les ha cambiado la vida, aseguran los concursantes, pero "nos paran por la calle, piden fotos y mandan muchos mensajes", comenta Virginia. En ocasiones confiesan sentirse agobiados por el volumen de preguntas a través de las redes sociales. "No puedes estar todo el día contestando", añade Paula. Pero a pesar de estos pequeños inconvenientes, José Enrique dice que "hay que estar en contacto con los fans porque molan".

De su paso por el programa, coinciden en ensalzar la buena relación con la presentadora Eva González y el jurado integrado por Pepe Rodríguez, Samantha Vallejo-Nájera y Jordi Cruz. De estos últimos, José Enrique aún recuerda su dureza en el momento de juzgar el plato. No obstante, califica su paso por los platós como "una experiencia mágica".

La elaboración de los postres ha sido, a juicio de la mayoría de los aspirantes a chefs, la parte más difícil y compleja de las pruebas. "Requieren mucha concentración", afirman al unísono. Les hubiera gustado contar con más tiempo para su elaboración, añaden estos jóvenes cocineros habituados a los fogones en sus respectivas casas, donde pondrán en práctica todo lo aprendido en el concurso, como "improvisar, organizarte y hacer la compra rápido", indica Kaitín, de Bilbao.

Además de cocineros, todos dicen ser grandes gastrónomos. "Me gusta comer. Soy de cocina moderna pero la tradicional de las abuelas está buenísima y no puede faltar", afirma Paula, que ayer, junto con todos sus compañeros, disfrutó de un menú asturiano compuesto por fabada, cachopo y arroz con leche. "Estaba buenísimo, pero no sé cuánto tardaré en hacer la digestión", comentó.