José Antonio Primo de Rivera, el fundador del partido Falange Española (FE), tuvo orígenes avilesinos. El propio político, abogado y héroe de la dictadura franquista, lo puso en evidencia el 27 de febrero de 1928, cuando solicitó "la merced del hábito de Santiago". Para ello, presentó una instancia en la que relacionó catorce ancestros, por parte materna y paterna. Destaca, entre estos, un bisabuelo materno: José Antonio Suárez de Argudín y García Barroso. De él únicamente dice que era natural de "Avilés, en Asturias". Tirando de este hilo, el párroco de San Nicolás de Bari, Alfonso López Menéndez, ha descubierto que el archivo de su templo cobija, entre otras, la partida de bautismo de este Suárez de Argudín y también la de defunción de la madre de éste, es decir, de la tatarabuela de José Antonio.
Se da la circunstancia de que el pasado avilesino del fundador de la Falange no ha sido divulgado hasta ahora en la ciudad de la que procedía una cuarta parte de sus raíces, hasta tal punto de que no había sido tenido en cuenta nunca en la iglesia de San Nicolás, ubicada en una calla que, entre 1938 y 1979, se llamó José Antonio (hoy San Francisco). Y que acogió cada 20-N, durante décadas, misas por el alma del político que llegó a ser diputado por Cádiz durante la II República y fue fusilado en la cárcel de Alicante cuando apenas contaba con 33 años, en 1936.
La madre de José Antonio se llamaba Casilda Sáenz de Heredia y Suárez de Argudín. Este último es el apellido que une al fundador de Falange Española con ancestros de Avilés y también de San Cristóbal de Entreviñas. En el archivo de San Nicolás de Bari figura la partida de bautismo de José Antonio Suárez de Argudín y García Barroso. En ella, se puede leer que había nacido el 22 de febrero de 1799, el día anterior a ser cristianizado. En la misma partida se indica también que sus padrinos fueron Juan Suárez de Argudín y Ángela Josefa García Barrosa, así con "a", pese a que el propio José Antonio indica que es con "o".
Los padrinos del bisabuelo del fundador de FE fueron los tatarabuelos del primer falangista. Es decir, sus raíces avilesinas, se hacen aún más profundas. Entre la documentación rastreada por el párroco Alfonso López figura la partida de defunción de Ángela Josefa García Barrosa. Se dice en ella que la mujer murió el 9 de enero de 1818 a la edad de 40 años, es decir, había nacido en torno a 1778. No existe documentación precisa a nombre del tatarabuelo de José Antonio, pero cabe pensar que nació también en el último tercio del siglo XVIII. Más atrás figuran los padres de sus tatarabuelos, pero sus huellas aún no han sido halladas. Así pues, José Antonio, con el deseo de pertenecer a la Orden de Santiago, desempolvó su pasado avilesino, que ahora ve la luz gracias al hallazgo del párroco de San Nicolás.
Estos orígenes asturianos se desperdigan en algún momento de la década de los veinte del pasado siglo XIX. Entonces, el bisabuelo del falangista (Suárez de Argudín) dejó Avilés y se marchó a hacer las américas a Cuba. En el país caribeño, fue el segundo marido de María Teresa Ramírez de Arellano, una mujer que había nacido en La Habana unos años antes que el asturiano -que lo hizo en 1799-.
Tuvieron varios hijos: Ángela Suárez de Argudín y Ramírez de Arellano nació en 1839: es la abuela materna del abogado que pasó a la historia de España como uno de los adaptadores de la ideología fascista a España. El hermano de Ángela Suárez de Argudín se llamó también José Antonio, como su padre. También nació en La Habana, pero en 1836. El rey Amadeo I creó para él el marquesado de Casa Argudín en 1872. Este título lo detentó uno de los primos del fundador del falangismo: José Antonio Suárez de Argudín y Valle.
José Antonio acabó por conseguir su objetivo cuando removió su pasado avilesino: el hábito de Santiago.
