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JORGE CALZÓN SUÁREZ | TRABAJADOR DE ASTURIANA DE ZINC Y COLECCIONISTA DE PLAYMOBIL

Pasión incondicional por los "clicks"

El avilesino se aficionó a los pequeños muñecos hace 16 años, tras un regalo a su hijo, y desde entonces acumula ya en su casa cerca de cinco mil piezas

Jorge Calzón, rodeado de muñecos de Playmobil y cajas. MARÍA FUENTES

El barco pirata de Playmobil que los padrinos de su hijo Sergio regalaron por Reyes al niño con cinco años despertó la pasión que Jorge Calzón Suárez siente hacia los juguetes fabricados por el grupo alemán Brandstäter y que tienen como protagonista a un muñeco de tan sólo 7,5 centímetros de alto. Han transcurrido 16 años desde entonces y la atracción hacia estos personajes que cuentan con un sinfín de accesorios sigue creciendo en el interior de un hombre de 51 años que confiesa ser aún un niño.

Hasta la fecha, este avilesino que tras recibir su único hijo el primer complemento de Playmobil adquirió en un mercadillo de Oviedo el circo, el fuerte del Oeste y la granja, además de varias figuras, acumula ya cerca de cinco mil muñecos. A este número de figuras se suman los complementos que le permiten crear llamativos dioramas (maquetas o composiciones) en las que Calzón invierte largas horas. El resultado de tan meticulosa tarea es una granja, un parque de atracciones, un puerto, un belén o un circo, entre otras muchas propuestas. También refleja lugares y situaciones cotidianas de su Avilés natal, como las protestas de los trabajadores de Alcoa en la plaza de España, y que forman parte de la exposición que la asociación que fundó (Asturclicks) exhibe este fin de semana en el pabellón de La Magdalena, en el marco del Salón del automóvil.

Con cada montaje, Calzón disfruta como el niño que todo adulto lleva dentro. "Para mí es un juego", reconoce este trabajador de Asturiana de Zinc que ya ha metido el gusanillo de los Playmobil a un compañero de la empresa, además de a sus cuñados y a unos cuantos amigos que se iniciaron en esta afición rescatando los pequeños muñecos de plástico de entre los juguetes casi olvidados en trasteros y desvanes. Todos han recuperado parte de la infancia a base de adquirir y, sobre todo, crear dioramas con los que narran historias que sirven para disfrutar en familia y entre amigos. En este sentido, Calzón aún recuerda la presencia en Avilés de un circo al que acudió con su hijo (el chelista Sergio Calzón Arrojo) y que en casa reprodujo para repetir la representación de los payasos.

Divertirse y disfrutar son las palabras claves de este hobby que ha llevado a Jorge Calzón a visitar las distintas ferias de Playmobil que se celebran en España. También desearía acudir a la del juguete de Nuremberg, en Alemania. La primera fue en Barcelona y la tiene grabada en la memoria porque trasladarse a la Ciudad Condal supuso coger por primera vez un avión. A este encuentro le siguieron otros muchos y fruto de la participación y colaboración en unos y otros, donde vio el alto poder de convocatoria, con asistentes de todo el país, se planteó el reto de celebrar una edición en el Centro Niemeyer. "Estoy loco por traer la feria nacional a Avilés", dice, para añadir que quienes desconocen el mundo Playmobil le cierran las puertas cuando plantea a instituciones y organismos organizar una muestra. "En principio dicen que son sólo muñecos, aunque cambian de actitud al explicarles y ver los montajes", relata quien, bien solo o como parte de la asociación Asturclicks, ha participado en exposiciones en Luanco, Pola de Siero, los centros comerciales El Atrio e Intu, o en el belén navideño avilesino desde hace diez años.

Sus montajes sorprenden tanto a niños como a grandes, no dejan indiferente a nadie. "Es una satisfacción ver las caras de la gente y los comentarios", indica quien ha realizado la procesión del Cristo del Socorro, ha reproducido Avilés como ciudad medieval o ha recreado granjas (su temática favorita) en las que aparecen animales, huertos con todo tipo de vegetales plantados, aperos de labranza, vehículos, casas y las personas que en ellas viven y trabajan.

Los Playmobil no son la única afición de Jorge Calzón, que contagió a su mujer Eva Arrojo dicho pasatiempo. Ambos comparten horas organizando gigantescas maquetas. "Ella se centra más en la decoración, pone el toque femenino", manifiesta. La filatelia y la numismática son otras viejas aficiones en su vida. Comenta que desde que nació colecciona sellos y monedas; la última la adquirió hace unos días, se trata de una pieza de 30 euros dedicada a Asturias. Este entretenimiento le viene de su madre, apunta. "De niño ayudaba a mi padre repartiendo carbón y recibía alguna que otra propina que gastaba en el puesto de sellos y monedas que tenía Rubén en la plaza", relata.

Calzón también ocupa parte de su tiempo libre en la huerta, otra de sus pasiones, y de ahí la preferencia por crear dioramas de granjas. Le gusta podar, segar, limpiar... tareas que lleva a cabo en casa de su sobrina. "Soy puro nervio, no paro quieto un minuto", asegura un hombre que transmite emoción hablando de los Playmobil; no en vano, sus amigos ya lo han apodado como "Jorge Playmobil".

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