El párroco de San Nicolás, Alfonso López, tomó la palabra para motivar a los "sanjuaninos" y consolarles por la frustración de no poder pisar la calle. Una pena que se hacía patente en todos los cofrades, y con más motivo en alguno llegado de lejos, como Alejandro Rodríguez Vázquez, hijo de avilesinos residentes en Santiago de Compostela; 276 kilómetros para, al final, ver llover.

"Aunque los pasos se queden dentro, el corazón de San Juan está en la calle que la lluvia no os deja pisar. Y eso es así porque constituís la esencia de la Semana Santa de Avilés, porque no conocéis la derrota ni el cansancio y porque sois los herederos de aquellos pioneros que iniciaron la andadura que nos ha traído hasta hoy. Gracias por vuestra entrega y servicio, gracias por amar los colores de San Juan. Estad tranquilos, habrá más Semanas Santas. Y recordad: ¡San Juan no se rinde nunca!", arengó el sacerdote. Los "sanjuaninos" aún abrigan la esperanza de que esta tarde pueda celebrarse la procesión del Santo Entierro, en la que participan.

La cofradía que sí cumplió ayer el plan previsto fue "El beso de Judas", cuya procesión matinal pudo celebrarse favorecida por una meteorología que fue empeorando durante la tarde. En la procesión de Judas, marcada por la nutrida presencia de niños, debutó por ejemplo Llara Aranguren Monje, de cinco año. La pequeña cofrade rebosaba felicidad por verse vestida con el hábito y acompañada de su prima Naira Berciano, que hizo las veces de mentora. La cantera de la Semana Santa tiene en esta cofradía fundada hace once años un filón inagotable.

Quedan dos días de actividades (hoy a mediodía, tamborada) y procesiones y los cofrades cruzan los dedos para que el agua no los arruine.