La multinacional Glencore, que es la empresa propietaria de Asturiana de Zinc (Azsa), funde cinc en Europa en lugares tan dispares como Portovesme (Italia), Nordenham (Alemania) y, sobre todo, en San Juan de Nieva (España). La suma de las producciones de las tres fábricas durante el primer trimestre ha sido de 203.300 toneladas, algo más de 13.000 que en el mismo período del año pasado. Esto supone un crecimiento de un 7 por ciento. Esto tiene una traslación significativa a Castrillón: en la planta de San Juan de Nieva se produce casi el 70 por ciento del cinc metal absoluto de la multinacional anglosuiza, la que dirige Ivan Glasenberg.
Este nivel de fundición tiene una explicación principal: Glencore controla buena parte del negocio del mineral, es decir, de la materia prima. En los resultados del primer cuarto del año se señala que la producción de mineral de origen propio fue de 262.300 toneladas, 19.600 más que en el primer trimestre de 2018; o sea, incrementó la producción de sus yacimientos un 8 por ciento. La razón ha sido el reinicio de la mina Lady Loretta en Australia.
Se da la circunstancia de que este incremento productivo choca con el precio de la cotización del cinc. Según reconoce la compañía, la caída del precio que marca la Bolsa de Metales de Londres (LME en sus siglas en inglés) ha sido señalada: más de un 20 por ciento en tan solo un año (el precio de la tonelada medio ha sido de 2.707 dólares).
Asturiana de Zinc es la principal fundidora de cinc de Europa y unas de las cuatro primeras del planeta. La empresa es enteramente propiedad de la corporación Glencore y emplea a casi 800 personas. Los representantes sindicales y los de la dirección comenzaron hace un mes a negociar el convenio colectivo. Precisamente, ayer celebraron una reunión en la que el director de la compañía planteó el modo en que quiere aplicarse el quinto turno laboral. En la mesa también se rechazó el precio elevado de la energía. Azsa recibirá compensaciones por emitir CO2.
