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La euforia viste traje de terciopelo

Francisco Álvarez-Cascos presentó con boato el proyecto PEPA en el teatro Palacio Valdés; el actual Gobierno, más espartano, lo hizo en el Ayuntamiento

Uno de los dos gasómetros que han quedado fuera de servicio. R. SOLÍS

El llenazo que registró el teatro Palacio Valdés la tarde del 8 de marzo de 1999 fue ajeno a los éxitos de taquilla que cosechan las funciones de estreno en el odeón avilesino. El protagonista de esa jornada era ajeno a la farándula, pero por entonces tenía tirón popular y poder casi omnímodo: Francisco Álvarez-Cascos, Vicepresidente Primero del Gobierno de España. El cartel de aquella función programada en coincidencia con la celebración del Día de la Mujer de 1999 consistió en la puesta de largo con gran boato del proyecto bautizado como Parque Empresarial "Principado de Asturias" (PEPA), fase I; el antecedente de la fase II, la presentada ayer.

En 1999 gobernaba el PP -incluso en Avilés, el único periodo que lo hizo en los últimos 43 años- y las elecciones estaban a la vuelta de la esquina. Fuera por eso o porque la crisis aún no había obligado a replantearse los fastos institucionales, el día que se presentó PEPA I no se escatimaron medios para el lucimiento del cortejo gubernamental, formado por el propio Álvarez-Cascos, el ministro de Industria, Josep Piqué; y el presidente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales, la SEPI, (antecedente de la actual Sepides), Pedro Ferreras.

Aquel día los cristales de las lámparas de araña del Palacio Valdés refulgieron como en las grandes ocasiones y el terciopelo de las sillas y los cortinones del teatro sacó brillo a trajes de buen corte y vestidos de boutique. Se respiraba euforia. Recuerdo que se proyectó un vídeo muy bien elaborado y cuya música bien podría haber competido con la elección de "Coldplay" por parte de Pep Guardiola para motivar a su plantilla antes de los partidos. El Estado, en suma, no reparó en gastos para convencer a los avilesinos -propaganda mediante- de que sobre las cenizas de la cabecera desmantelada Ensidesa iban a florecer nuevas actividades económicas. Lo cual, por cierto, ocurrió, aunque el jardín que Álvarez-Cascos prometió sembrar acabó siendo menos verde de como lo pintaron y los frutos se hicieron de rogar.

La heredera natural de la SEPI, Sepides, escenificó ayer la presentación de la fase II del PEPA con infinita menos farfolla pero con gran pragmatismo. El máximo representante estatal fue un "grado tres", el presidente de Sepides, Antonio Miguel Cervera; y del Principado mandó para cubrir el expediente a la Viceconsejera de Medio Ambiente y Cambio Climático, Nieves Roqueñí, y a la directora del Idepa, Eva Pando. ¡Qué menos que enviar un consejero! En fin, ésta parece ser la medida que da Avilés a ojos del presidente Barbón. En vez de un ameno vídeo en plan anuncio de El Corte Inglés, lo que se proyectó fue un Power Point mudo de apenas una docena de páginas que cualquier estudiante de Secundaria podría haber hecho en una tarde. Y sí, hubo terciopelo, pero no fue el vistoso tapizado escarlata de las butacas del Palacio Valdés sino el de las ajadas sillas del salón de recepciones del ayuntamiento, alguna de las cuales, por cierto, quedó vacía.

A efectos prácticos, la austera presentación de ayer logró el mismo objetivo que el montaje tipo "tachán, tachán" de hace 21 años: nos ponemos en marcha para crear suelo industrial donde hasta ayer hubo chimeneas. En el fondo, lo de menos es el formato: Franco eligió el frío papel del BOE para dar a luz a Ensidesa y la criatura cumplió con creces.

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