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Sesenta millones de razones para "poner la caña"

La gestión de los cupos será el caballo de batalla de la flota asturiana este año l La Administración quiere culminar el proceso de capacitación profesional de los patrones

Pescadores durante la puesta de sol en la bocana de la ría de Avilés. MIKI LÓPEZ

Cada año pesquero comienza con una expectativa económica flotando en el mar Cantábrico: la cifra de toneladas de pescado que podrá capturar cada una de las flotas que opera en la zona, entre ellas la asturiana. Para 2020 la "bolsa" pesquera del cuadrante cantábrico-noroeste peninsular (País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia) tiene un valor teórico de mercado de 131,46 millones de euros, de los que 7,88 millones corresponderían ser "pescados" por barcos asturianos, según la correlación de embarcaciones por provincias: el 6 por ciento de los pesqueros del Cantábrico tiene base en puertos del Principado (unos 4.500 en total).

Las cifras anteriores se obtienen de multiplicar el precio medio de comercialización que alcanzaron en 2019 las seis especies de alto valor comercial cuyos cupos para el año en curso acaban de ser comunicados a las diferentes cofradías de pescadores: merluza, xarda (caballa), chicharro (jurel), bacaladilla, gallo y pixín (rape). No están en las cuentas especies cuyas cuotas se determinan a posteriori o carecen de limitaciones de pesca: bonito (este año se mantendrá el mismo cupo de 2019), bocarte (ligero descenso de las posibilidades de captura), besugo, mariscos y otras pesquerías "menores". El montante económico de estos productos pesqueros eleva la tajada económica que aspira a cobrarse la flota asturiana, que aún es mayor si se considera el pescado capturado en aguas comunitarias (ajeno a los cupos litorales). La cuenta total fluctúa cada año en torno a los 60 millones de euros, en los que va incluido también el valor de la pesca que desembarcan en los puertos asturianos los barcos foráneos.

La gestión de esas cifras millonarias es el quebradero de cabeza que, un año más, quita el sueño a los pescadores. Una especie tan importante para la economía pesquera regional ha sufrido recorte de cupo, de lo cual se resentirán los barcos de palangre. Como contrapartida, este debería ser un buen año de xarda (el cupo ha sido aumentado un 41 por ciento), si bien a este respecto aún queda mucha tela que cortar en los despachos de la Secretaría General de Pesca.

Repartos. Según expone el director general de Pesca del Principado, Kiko González, "esperamos un gesto del Gobierno central para con Asturias, en línea con lo que avanzó recientemente la secretaría general de Pesca, Alicia Villauriz. En concreto, que atendiendo a la creciente importancia económica de la costera de xarda para la flota asturiana, nuestra exigua participación en el reparto global de la especie, el hecho de que otras comunidades no dan abasto a gastar toda la cuota que tienen asignada y, por último, que Bruselas ha concedido más toneladas de cuota para 2020, el reparto de los kilos extras logrados este año se haga con un criterio que permita reequilibrar la balanza y compense a los barcos asturianos, que llevan años quedándose cortos de posibilidades pesqueras".

Los pescadores asturianos, que están escaldados con todo lo que tiene que ver con el reparto asimétrico del cupo de xarda (los barcos del País Vasco y Cantabria se benefician de hasta siete veces más cupo que los del Principado), quieren que los políticos pasen de las palabras a los hechos y que, de una vez por todas, la costera de xarda les dure por lo menos un mes, un tiempo en el que dejarían descansar otras pesquerías. El año pasado, los patrones de las cofradías dimitieron en bloque para expresar su enfado con la asignación de la xarda (rectificaron a los pocos días y entre presiones políticas); si esta vez se repite el agravio su reacción es imprevisible.

Formación y venta. Kiko González tiene subrayados dos objetivos prioritarios en su agenda de 2020: culminar el proceso de capacitación profesional de los patrones pesqueros y mejorar las redes de comercialización pesquera. Al respecto del primero, la intención del Principado es capacitar a los patrones pesqueros para que sus competencias de navegación lleguen más allá de las 12 millas actuales (hasta las 60) y, a su vez, da cumplimiento a las nuevas exigencias legales en esta materia. Las convocatorias de los cursillos están siendo un éxito.

De la comercialización pesquera la alumna aventajada es la rula de Avilés, que acaba de poner en marcha un proyecto de catalogación de pescado gourmet basado en criterios de sostenibilidad ambiental (las tripulaciones traen a tierra todo el plástico que generan en alta mar), responsabilidad social (mejora de la dieta de los marineros en colaboración con la Universidad de Oviedo) y ampliación de los procedimientos sanitarios (limpieza exhaustiva pieza a pieza de cada ejemplar capturado para minimizar la presencia del parásito anisakis). Este proyecto ya es realidad en la merluza y próximamente se extenderá a la bacaladilla y el bonito. El pescado "premium" capturado y tratado conforme a lo establecido en el proyecto se identifica en las pescaderías con etiqueta de calidad propia.

Furtivismo. Otro proyecto que podría materilizarse este año, según las previsiones del director general de Pesca, es el relativo al uso de drones para el control del furtivismo. Ya se han hecho pruebas de navegación con estos aparatos y los resultados fueron satisfactorios. El siguiente paso a dar, en breve, será la formación técnica de los guardas para que puedan pilotar los drones y entonces solo quedará adquirir los equipos y ponerlos a "patrullar". La lucha contra el furtivismo es una demanda reiterada de las diferentes cofradías de pescadores asturianas, las primeras concienciadas en la necesidad de gestionar los recursos con responsabilidad.

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