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Llaranes ya no respira malos humos

Los vecinos aprecian un aire más puro tras el cierre de Baterías, pero lamentan el fin del empleo en la factoría: "Hay sentimientos encontrados"

Ana Revuelta, a la derecha, con Maruja Franco.

Los alfeizares de las ventanas de las casas de Llaranes ya no acumulan polvillo negro, la ropa blanca tendida en el exterior tampoco se oscurece como antes y, en el suelo de las calles ya no se depositan tantos hollines. Lo cuentan los vecinos, que notan estos cambios desde el cese de actividad de Baterías, a primeros de octubre pasado. Pero en el lugar hay sentimientos encontrados: por un lado, la mejora de la calidad del aire es buena para la salud; por otro, hay pena por el cierre de una instalación emblemática, tan ligada al barrio y a su historia, y a todo lo que tradicionalmente supuso desde el punto de vista del empleo en la zona.

"Claro que se nota, el aire está mejor y lo vemos mucho en las ventanas, que al limpiar por fuera ya no están de aquel polvo negro como estaban", explica María Merino, vecina, hija de quien fue trabajador en las instalaciones. "Mi padre, Manuel, trabajó siempre ahí y claro, te da pena, porque piensas en las dos cosas, que está bien que no haya polvo ni esa humareda, pero también en que ese sitio, que empleó a tanta gente, pues ya no está funcionando y eso entristece", señala.

Su madre, Mari Carmen Rivera, está de acuerdo con las palabras de su hija. Tercia en la conversación desde la ventana de su casa, en una planta baja. "Mucha diferencia de lo que era esto hace 35 años, con la cantidad de gente que trabajaba ahí", explica, para aseverar a continuación que, en efecto, se nota que "al pasar el polvo hay mucho menos, sobre todo fuera, por los ventanales" y también "en la ropa, que la blanca se ensuciaba y ahora ya no se pone así".

A primera hora de la mañana, Juani Cardenal, empleada de la empresa que se encarga del servicio de limpieza municipal, hace su trabajo en Llaranes. Lleva un año por la zona y ha visto el cambio que se ha producido en los últimos meses. "Está más limpio, sí, eso se notó. Se ve sobre todo cuando se baldea, que ya no hay esa carbonilla por el suelo", explica. Su hijo, cuenta, trabajaba en Baterías. Lo trasladaron a la factoría de Veriña. "Yo estoy a favor de que se haga todo lo posible para que no haya tanta contaminación, pero lo que tienen que hacer es inversiones para que las fábricas no sean tan contaminantes, no cerrarlas. La solución no es echar el cierre a todo, sino que gasten dinero para que lo que está funcionando lo siga haciendo pero contaminando menos", explica.

En Llaranes corroboran lo que indican los últimos datos sobre la mejora de la calidad del aire en la zona, que indican un descenso de los niveles de contaminantes en Avilés en el último año y con los índices más positivos en Llaranes. No obstante, los vecinos matizan. "Bajar bajó, desde luego, pero la contaminación no desaparece, en Avilés sigue habiendo", señalan.

Maruja Franco charla con otra vecina a la entrada del barrio, por donde es habitual encontrar paseantes dando la caminata diaria de la mañana. Está de acuerdo con que el aire está más limpio y que, "hombre, tiene que notarse que esa industria ya no está en funcionamiento". Insiste en que ya no hay "tanto polvillo de ese que había ni en las ventanas ni en la calle" y que eso mejora la calidad de vida, sobre todo a aquellos a los que, por "alguna enfermedad les afecta más la contaminación". No obstante, lo primero que apunta es aquello que ya no ve cada día y que vio desde su casa durante tantos años. "Ya no está la humareda esa que teníamos siempre", explica.

Hay, no obstante, alguna opinión discrepante. Ana Revuelta señala que ella no ha notado nada. Tal vez, añade, porque nunca "he tenido problemas de afecciones respiratorias y ni antes ni ahora yo veo que haya cambiado la cosa".

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