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MARÍA JOSEFA SANZ | Cronista oficial de Avilés

"Siempre hemos sido un pueblo abierto al mundo, tenemos que estar orgullosos"

"Avilés se cayó muchas veces y todas supo levantarse con un aplomo y esfuerzo colectivo admirables, como el que posibilitó recuperar la ría"

Josefa Sanz, en una imagen de archivo. | RICARDO SOLÍS

María Josefa Sanz es la cronista oficial de Avilés desde el 28 de julio de 2014, cuando tomó posesión del cargo en el salón de actos del Ayuntamiento. En las primeras palabras que pronunció como tal, en aquel acto, ya se notó su pasión por el municipio. "Un Avilés viejo y nuevo, tradicional e innovador, que será lo que los avilesinos queramos que sea, y al que todos tienen obligación de amar, cuidar y mantener vivas sus tradiciones, al mismo tiempo que procurar su progreso", dijo. En eso sigue consistiendo su trabajo, en promover y favorecer la conservación y el conocimiento de la historia de lo propio y de cómo lo ajeno también fue sumando a la identidad de una ciudad cuyo corazón, señala, siempre ha sido y será la ría.

- La transformación de la imagen de Avilés ha sido importante en estos años.

-Suelo decir que Avilés fue una población que se cayó muchas veces y siempre supo levantarse. Yo puedo hablar desde la perspectiva de los años que tengo, que son 72. Nací en un Avilés de unos 14.000 habitantes. Era una población que tenía una pequeña industria. Pero luego nos tocó la lotería, al menos desde mi punto de vista, primero, con la venida de los burgaleses, con la fábrica de cristal. Ahí nos llegó un pueblo entero. No eran gente diseminada de un sitio y de otro, era un pueblo entero que tenía su propia identidad y eso fue importante. Luego llegó Ensidesa y aquello ya fue el desbordamiento. Una época muy difícil, al principio de las obras, la gente que venía de fuera, todas las familias, su integración, y claro, luego, mucha riqueza para Avilés. Tuvimos toda esa lotería, aunque luego pasaron cosas de las que tuvimos que volver a recuperarnos.

- Las reconversiones...

-Empezamos a vivir el mundo en el que lo que manejaban 50 hombres de repente lo hacían solo cinco. Añade que empezaron los recortes en ganadería y perdemos el mercado de ganado. Y las cuotas, los recortes en pesca. Siempre digo que fuimos con un "puching ball" de esos de los boxeadores, al que le dieron por todas partes. Pero la cuestión es que Avilés supo responder y supo hacerlo en épocas muy difíciles. Es mejor no hablar de momentos tristes, cuando en las depresiones económicas la gente se agarra a lo que sea, aunque sea veneno, a cuando no se podía cruzar por el parque. Prefiero hablar de la ciudad que tenemos hoy, con unos servicios increíbles.

- ¿Cómo ve ahora a la ciudad?

-Viajo mucho y compruebo, en otros lugares, el tipo de atención médica, la atención social o de cualquier tipo que hay. Y la labor que aquí ha hecho el Ayuntamiento en todo ese sentido ha sido magnífica. Y otra cuestión emblemática: la recuperación de la ría. Contaba Manolo Ponga que cuando él lo proponía, se reían de él. Y que cuando vino el ingeniero inglés que había blanqueado el Támesis le dijo sí era posible hacerlo con la ría de Avilés, pero que era cuestión de paciencia. Y hubo paciencia. Y hemos recuperado lo que ha sido el auténtico nervio vital de Avilés, que ha sido y sigue siendo la ría. El Puerto asciende todo estos años en resultados y movimiento. Hemos recuperado muchas cosas. Y la cuestión es que Avilés nunca ha dado marcha atrás, siempre hemos tenido, a todos los alcaldes de la democracia, tirando hacia adelante todo lo que se podía y un poco más.

- ¿Qué destacaría en cuanto a la mejora en la calidad de vida?

-Creo que hoy los avilesinos tenemos que estar orgullosos de nuestra villa. De todo lo que se está promoviendo en el ámbito de la investigación con la Isla de Innovación y otras iniciativas. Está dando mucho resultado, aunque a veces no reparemos en ello. Estamos reclamando, eso sí, el tema de la Formación Profesional. Funciona muy bien y por eso hay que seguir potenciándola. Tengo familiares jóvenes que vienen desde otros lugares a cursar las ramas tan buenas que hay en Avilés. Ha habido una labor muy importante en muchos ámbitos y lo que destaco, que se ha hecho con un esfuerzo continuado, de muchas personas y corporaciones, con un aplomo sostenido, sin desesperarse. Y eso es admirable. Hay, además, en Avilés un talante cultural también impresionante.

- ¿Qué subrayaría en ese sentido?

-¿Qué población, del tamaño de Avilés tiene, en activo, tres teatros? Por poner un ejemplo. Tenemos el Palacio Valdés, la Casa de la Cultura y el Centro Niemeyer. Empiezas a mirar la dotación de grupos escolares, de institutos, de salas de exposiciones... Tenemos un Museo de la Villa de Avilés que no lo tienen otras grandes ciudades. Hay quien dice que es pequeño. Bueno, yo digo que está muy bien montado, muy bien atendido, con salas adjuntas de exposiciones...

- Todas esas circunstancias de la historia reciente de Avilés, tantas miles de personas que vinieron de fuera a trabajar en la industria, han influido en la conformación de la propia identidad del municipio.

-En Avilés nos abrimos completamente al mundo, sí. Recuerdo la escuela de Corvera, en los años 60, que era una unitaria mixta, con escolares desde los 5 hasta los 16 años. Pues allí, de 35 alumnos que había solo siete eran asturianos. Había malagueños, cántabros, de todos los lugares. Y en otros centro de Avilés, igual. En el Carreño Miranda yo tenía, en párvulos, una compañera que era holandesa. Su padre era el capitán de una draga que trabajó en la ría de Avilés.

- La ría, siempre como eje del desarrollo.

-Hay una cosa clarísima. Avilés fue un pueblo volcado en la mar. Primero, puerto y pescadores. Luego, una población de menestrables, gente que tenían oficios. Y a eso sucedió un Avilés industrial, aunque hay que decir también de aquí ya salían manufacturas.

- Pequeñas industrias propias de la época.

- Sí, como la de la Loza de Miranda. Hubo señores que se fueron a Cuba, hicieron su buen dinero y ese volvió aquí. Y, como digo, entró la industria. Vemos La Curtidora, que se ha conservado magníficamente. Teníamos piel, una fábrica de vidrio, la azucarera de Villalegre... Pequeñas industrias que vinieron porque teníamos el puerto. Luego llega el ferrocarril, porque cuando hay que sacar el carbón se saca por Gijón y por Avilés y por San Esteban de Pravia. Si no hubiera habido puerto, no habría habido Ensidesa. Si queremos buscar el corazón de Avilés, el corazón de Avilés es la ría. Y con ese corazón funciona todo lo demás.

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