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La empresa del bus solicita medidas para revertir el declive económico del servicio

El amotinamiento de viajeros sucedido el jueves por falta de vehículos en hora punta obliga a anticipar el operativo veraniego de transporte

Vienen curvas para el transporte público en autobús dentro de la comarca de Avilés. A la delicada situación económica que atraviesa desde hace años la empresa adjudicataria del servicio, la CTEA, y a la incapacidad demostrada en el último lustro para frenar la pérdida de viajeros se ha venido a unir la epidemia de coronavirus, que obligó a reducir el aforo de los vehículos y a recortar las frecuencias con las que circulan los mismos, lo cual tiene su reflejo negativo tanto en los ingresos de la empresa por venta de billetes como en la calidad del servicio.

La gota que colmó el vaso del malestar de los usuarios por la deriva que lleva la CTEA fue el amotinamiento sucedido el jueves en una parada de la calle Pruneda, donde un grupo de pasajeros estalló al pasar el cuarto autobús que no pudo cargar viajeros debido a que iba al máximo de su capacidad permitida estos días. Era día de playa y las unidades asignadas al servicio Avilés-Salinas no dieron abasto para llevar a tanta gente.

El polémico incidente del jueves, además de forzar una reacción de urgencia por parte del Consorcio de Transportes de Asturias -que autorizó la puesta en circulación de autobuses de refuerzo- ha revelado la preocupación que late en medios laborales, empresariales e institucionales por el declive económico de la CTEA. Una auditoría externa elaborada el año pasado es palmaria: el servicio de transporte público en la comarca es deficitario en sus actuales términos. Y la empresa, obviamente, ha planteado a las autoridades la necesidad de adoptar medidas para revertir esa situación aduciendo que no podrá soportar un estado de pérdidas perpetuo. La adjudicataria solicitó hace un año la ampliación de plazo por cinco años más de la concesión; por tanto, le quedan cuatro de compromiso.

El Consorcio de Transporte de Asturias no ha adoptado, de momento, ninguna decisión en base a la auditoría antes referida. No obstante, el organismo responsable en última instancia del funcionamiento del transporte público comarcal asegura que mantiene "contactos permanentes con los ayuntamientos y con la empresa que está desarrollando el Plan de Movilidad en la ciudad de Avilés".

El Ayuntamiento de Avilés, por su parte, ha suscrito recientemente un acuerdo económico para fomentar el uso del autobús entre los jóvenes, una colaboración con la CTEA que se añade a la financiación de bonos y a la aportación dineraria anual en función del número de billetes validados. En total, más de un millón de euros. Los otros ayuntamientos hacen sus correspondientes desembolsos. Así y todo, los números no cuadran. Fuentes municipales avilesinas consultadas ayer descartaron aumentar la aportación económica local al transporte público y remitieron tal cuestión al Consorcio, habida cuenta de que el covid-19 ha provocado un terremoto en el sector del transporte y las medidas de rescate del mismo "entendemos que deben ser financiadas con los fondos que el Estado disponga para reflotar la economía".

Renqueantes pues en su rentabilidad y ajustados a los recortes derivados del covid-19, los buses de la CTEA siguen dando servicio en régimen de mínimos. Ayer al menos, el refuerzo dispuesto para cubrir la línea que lleva y trae la gente a las playas de Salinas y San Juan tuvo un efecto balsámico: con el añadido de dos autobuses que se intercalaron entre los que pasan cada media hora se evitaron las aglomeraciones del jueves, aunque no se acallaron las quejas por el "maltrato" que reciben los usuarios de la CTEA.

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