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Con ganas de columpios

"Con precaución no hay problema", indicó un abuelo junto a su nieto en la reapertura del área de ocio infantil del Ferrera

Gara Rodríguez, en brazos de su madre, Mónica Dorta, y Ángel Rodríguez, en uno de los aparatos, en el parque Ferrera. RICARDO SOLÍS

Los hermanos Nel y Alba Rodríguez juegan sin descanso en el parque de Las Meanas. Llevaban esperando este día como agua de mayo. Y se saben la lección, las normas de seguridad anticovid como si se tratara de una tabla matemática. "Llevamos mascarilla y hay que echarse gel en las manos", comentan ambos nuestras se suben a un columpio. Están disfrutando como lo que son, niños que días atrás miraba de reojo los juegos del espacio de ocio infantil sin poder subirse a balancines, toboganes y demás aparatos. En el parque Ferrera, la misma sensación. Es más Ángel Rodríguez Dorta, que tiene "seis años y medio" no se creía que los parques habían abierto, no se imaginaba volver a subirse en el espacio multijuegos del "pulmón verde" de la ciudad. Para su madre, Mónica Dorta, la apertura de las zonas de ocio infantil es una alegría. "Es una distracción muy importante para ellos, en casa ya no sabía qué hacer más para mantenerlos entretenidos", señala mientras su hija pequeña, Gara Rodríguez Dorta, se lo pasa en grande subiéndose en todo lo que ve. "Me encanta el parque", señaló la pequeña que vocalizó lo que sus ojos estaban transmitiendo en cada movimiento. Isabel Sánchez también acudió al parque Ferrera en compañía de su hijo Jorge. Tiene claro que estas áreas deberían haber abierto hace días: "Los críos estaban desesperados, es normal que abrieran los parques teniendo en cuenta que los bares y las terrazas están abiertos desde hace tiempo".

Manuel Gutiérrez suele salir a caminar todas las mañanas por el Ferrera con su nieto homónimo. Ayer cambió los planes para la primera hora de la tarde porque "es un día especial", dijo. "El crío me lleva dando la paliza varias semanas preguntándome por qué no abren los parques y yo le decía que era para que los niños no pillaran el 'bicho'. Con precaución, como lo hacemos con gel y mascarilla, no hay problema", comentó el abuelo mientras su nieto correteaba para subirse en todo lo que pudiera.

Ahora, las zonas de esparcimiento para pequeños ya tienen otro color. Cuentan con la sonrisa de los niños que solo quieren disfrutar que sustituye a unos espacios de ocio "tristes" y balizados para prevenir una fuente más de contagio de coronavirus. Los abuelos y progenitores están felices de ver a sus descendientes disfrutar como lo hacían antes de que la pandemia cambiara los planes de una sociedad que se pasó buena parte de la primavera encerrada en casa a cuenta de la emergencia sanitaria.

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