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Los bares de copas avilesinos apelan a la "responsabilidad" para evitar desmanes

Los empresarios del ocio nocturno advierten de que apenas empezó el verano y las escenas que se ven en calles y locales "no son de recibo"

Un grupo de amigos, ayer por la tarde, tomando unas cervezas en el Carbayedo. RICARDO SOLÍS

Las cajas de los establecimientos nocturnos avilesinos que viven de la venta de copas se resienten de la caída de clientes, de la escasez de turistas y de un consumo mucho más moderado en comparación con las mismas fechas de cualquier año pasado. Nada que no esperasen cuando reabrieron sus puertas, aunque sea con restricciones, tras finalizar el estado de alarma declarado en España con motivo de la epidemia de covid-19. No obstante estas dificultades, el sector local del ocio está por la labor de ofertar calidad y hacer de la necesidad virtud: "Ya que tenemos que afrontar un verano bajo mínimos, al menos que tengamos la fiesta en paz y que la imagen que proyecte Avilés sea positiva", expresa el empresario Miguel Villabrille haciéndose eco de un sentir generalizado.

El temor de los hosteleros del ocio nocturno avilesino viene de la mera observación de los acontecimientos, tanto los vividos en otras localidades como los propios: la Policía Nacional desalojó hace unos días a unas 150 personas de una discoteca del madrileño barrio de El Plantío que no respetaban las medidas de seguridad e higiene decretadas por la pandemia del coronavirus y que, por carecer, carecía hasta de licencia de terraza; calles y playas de pueblos mediterráneos son noticia casi a diario por los cientos de personas que confraternizan sin mascarillas; o, sin salir de Asturias, el poco edificante ejemplo dado en los alrededores del estadio gijonés de El Molinón con motivo del partido Sporting-Oviedo.

"Tal y como está de sensibilizada la población, si un día Avilés sale 'retratada' en un desmadre de ésos quedaríamos marcados para mal para todo el verano y, donde ya el sector del ocio está tocado, acabaríamos de rematarlo", advierte el hostelero Marcos Álvarez.

Pese a que nadie ha puesto el grito en el cielo, los hosteleros son autocríticos y admiten que se han visto escenas "que no son de recibo". Y como el verano acaba de empezar, hacen una llamada de atención para que ciertos comportamientos no se repitan. Ejemplos de lo que se ha visto y puede ver cualquier día por la tarde o por la noche en Avilés son los frecuentes "botellones" en zonas como Cabruñana, el polideportivo de La Magdalena, la plaza de abastos y el parque del Carbayedo, locales en los que no hay control de aforo en momentos álgidos de concurrencia de clientes, venta de bebidas en barra para consumo callejero, establecimientos que programan sesiones con "dj's" pese a la prohibición vigente de organizar bailes, pandillas de chavales que improvisan fiestas en parque y soportales...

"La suspensión de las fiestas de verano, el fin de los exámenes y la cancelación de muchos proyectos de vacaciones ha dejado a la chavalería sin alternativas y se han echado a tomar las calles. Es asombrosa la bajada de la edad media de la gente que anda por la calle a altas horas de la noche", asegura Marcos Álvarez, quien si bien no condena el derecho de la juventud a salir en pandilla reclama "responsabilidad" para evitar "males mayores".

La misma responsabilidad la piden Miguel Villabrille y el también hostelero Luis Sousa a los profesionales del gremio: "Hay pocas excepciones al cumplimiento de la normativa, pero las que hay son muy notorias y su actitud puede acabar siendo muy dañina para el conjunto del sector", indica Villabrille. "No seré yo quien dé nombres, pero todos sabemos de algunos locales que pasan olímpicamente de los protocolos del covid", recalca Sousa.

La apelación a la propia responsabilidad de los hosteleros, a la de los clientes -a los que piden "comprensión"- y a la de quienes frecuentan las áreas de copas sin hacer necesariamente consumo en los bares tiene su correspondencia con la petición a la autoridad municipal de "una mayor sensibilidad con lo que está pasando en la calle a partir de ciertas horas", expresa Miguel Villabrille.

Llegados a este punto los ojos se posan en las fuerzas del orden público, especialmente la Policía Local. "Somos conscientes de que sus medios son limitados, pero es inadmisible que ciertas noches haya espacios de Avilés donde parece estar celebrándose la Comida en la Calle. Ante esos malos ejemplos la Policía tiene que tomar cartas en el asunto", opina Marcos Álvarez.

Fuentes municipales consultadas por este diario aseguraron que la preocupación de los hosteleros es compartida "cien por ciento" por los responsables de la Policía Local, y que precisamente por la apreciación de que el "desmadre" es creciente en las zonas de copas de Avilés, próximamente comenzarán a montarse operativos especiales de control nocturno con imposición de multas a los incumplidores, ya sean ciudadanos u hosteleros. La misma fuente precisó que la Policía Local "nunca ha hecho dejación de funciones en su cometido controlador del cumplimiento de los protocolos anticovid, como demuestra la apertura de más de 50 expedientes sancionadores una vez finalizado el estado de alarma" y añadió que "sería positivo que la Policía Nacional, tal y como tiene encomendado, colaborase en mayor medida".

El toque de atención y el llamamiento a la responsabilidad quedan hechos; los hosteleros confían en que surtan efecto en adelante.

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