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La flota de altura quiere un plan de vacunación contra el covid por ser actividad esencial

“El Instituto Social de Marina no da la talla”, critica Busto, el armador que batalló por las PCR

Una enfermera realiza una prueba PCR a un pescador. LNE

Parte de la flota asturiana de altura, los barcos palangreros que faenan en caladeros de aguas comunitarias, apela a la esencialidad de su actividad (proveen de productos pesqueros el mercado) para pedir ser considerados como un colectivo preferente en la administración de las vacunas de covid. “No pedimos ser los primeros, pero tampoco queremos ser los últimos”, manifiesta el armador Guillermo Busto, quien tiene previsto hacer formal esta solicitud de vacunación en los próximos días.

Los pescadores de altura siguen la estela de agricultores y ganaderos, quienes desde finales de diciembre y a través de sus organizaciones sindicales defienden “que en primera instancia se vacunen todas las personas de riesgo alto de poder contagiarse y sufrir graves consecuencias por esta enfermedad”, pero igualmente solicitan “que se tenga en cuenta la necesidad de priorizar en la campaña de inmunización a los agricultores y ganaderos”.

Según Busto, “por las características de nuestro oficio –que se desarrolla en un espacio confinado como es un barco– y los largos periodos de estancia en la mar, nuestro colectivo presenta un perfil idóneo para que la vacunación sea altamente efectiva de cara a evitar contagios”. El armador añade a esto, al igual que hacen los agricultores y ganaderos, el carácter estratégico de su actividad, proveedora de alimentos.

Guillermo Busto, en otro orden de cosas, critica la ineficacia del Instituto Social de la Marina (ISM) de Asturias en todo lo relacionado con la crisis del covid: “La pasividad y el desinterés que ha mostrado durante estos meses el organismo llamado a velar por la salud de los pescadores es indignante; claramente no está dando la talla y alguien debiera depurar responsabilidades”.

Busto recrimina especialmente al ISM su “incapacidad” para hacer posible la implantación de un protocolo de realización de pruebas PCR a las tripulaciones de barcos de altura, “un logro que se consiguió por la buena disposición de la Dirección General de Pesca, la Consejería de Salud y la Delegación del Gobierno en Asturias, pero que de haber dependido del ISM jamás se hubiera hecho realidad”.

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