Mantequilla, harina, huevos y azúcar. Con estos cuatro ingredientes, los reposteros avilesinos llevan años endulzando las fiestas de Pascua: es tradición que los padrinos regalen a sus ahijados este mantecado que puede ser de varios pisos y que se hornea en un molde específico con forma de cruz y posteriormente se decora con vistosos adornos sobre una capa de escarcha de azúcar. Este año no quieren que sea menos. Por eso, el gremio de confiteros de la ciudad, en colaboración con la Unión de Comerciantes de Avilés y comarca (Ucayc), la Cámara de Comercio y también el gobierno local han impulsado una campaña con la que, además de incentivar el consumo, pretenden lanzar un guiño al optimismo.

El bollo representa hermandad, fraternidad y amistad, unos valores que deben prevalecer en estos momentos duros para superar entre todos y cuanto antes esta pandemia. Representa también unidad”, manifestó José Antonio Álvarez, en representación de la Ucayc, al tiempo que animó a consumir este año mantecados de Avilés. “Lo mejor es regalar el bollo, regalar ilusión y mantener la tradición”, añadió Álvarez, que también animó a consumir estos días en el comercio local. No en vano es frecuente estrenar ropa y calzado coincidiendo con el cambio de estación, sobre todo entre los más pequeños.

La concejala de Turismo, Raquel Ruiz, confirmó sus palabras. “El bollo es una seña de identidad de la ciudad, y hay que mantener esa tradición. Además cada año tenemos más establecimientos que se esfuerzan en innovar y mejorar los diseños”, señaló. En el acto celebrado a las puertas del Ayuntamiento participó también el decano de los maestros confiteros de la ciudad, Emilio Vidal, que se lanzó a dar los ingredientes del famoso mantecado pero no las medidas exactas para su elaboración, aunque hay quien recomienda mezclar los productos en idéntica proporción. En nombre de la Cámara participó Daniel González.

Las otras dos modalidades del bollo, la de hojaldre y la de bizcocho, también tienen sus adeptos. Igualmente tienen infinidad de seguidores las figuras hechas con chocolate, algunas auténticas obras de arte. Pero el mantecado es el rey de los mostradores en Pascua. Dice la tradición que se amasa desde el siglo XVII. Los veleros que entonces hacían la “ruta de las Américas” desde los puertos asturianos llevaban entre sus provisiones un pan endulzado, que tenía propiedades para endurecerse y conservarse largo tiempo sin enmohecer. Los Astures lo diferenciaban de la boroña, obtenida con harina de maíz, dándole nombre de “bollo” y “marañuela”, que subsisten en la actualidad. El dulce se convirtió con los años en el símbolo gastronómico de la fiesta de El bollo, fundada en 1893 para celebrar la llegada de la primavera. Ahora ha unido a los maestros reposteros de la ciudad que defienden: “Este año más que nunca, regala el bollo, regala ilusión”.