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Instalaciones de Arside en Avilés.Mara Villamuza

La excesiva plantilla y los sueldos “de otra época” lastran la venta de Arside

El administrador concursal de la empresa auxiliar más veterana de Arcelor ya tiene a tres posibles compradores en cartera

La operación puesta en marcha para tratar de vender Arside Construcciones Mecánicas, una sociedad fundada en 1974 que siempre ha estado en la órbita del sector auxiliar de la siderurgia asturiana, choca con dos problemas: una plantilla sobredimensionada (29 personas) para la menguante carga de trabajo de la empresa y unos salarios muy superiores a la media del sector. Ambos factores son un lastre que podría disuadir a los posibles compradores interesados en adquirir una empresa que, por lo demás, tiene atractivos suficientes para encontrar “novio”.

En consecuencia, el administrador concursal –la firma abrió concurso de acreedores el pasado mes de marzo, acuciada por su estrangulamiento financiero– tiene como principal objetivo para evitar la liquidación de Arside “sanear” el capítulo de personal.

Como ha informado este diario, la venta de la Arside está pendiente de que no se agrave la tensión de tesorería (diferencia entre ingresos y gastos). Y es que, cuando a mediados del pasado mes de marzo, el magistrado titular del Juzgado de lo Mercantil Número 3 de Gijón aprobó el concurso de acreedores de la empresa –en manos del conglomerado de empresas Melca, en liquidación desde 2016– existía un equilibrio entre los activos y los pasivos de la sociedad; es decir, entre los gastos y los cobros pendientes (alrededor de un millón en cada una de las columnas del libro de cuentas). Pero el calendario ha avanzado, los pasivos crecen y los ingresos caen sin perspectivas de recuperarse.

Pese a esta circunstancia, la administradora judicial –Moore Stephen Fidelitas con la colaboración del despacho ovetense Gdp Concursal– ha empezado a recibir ofertas por la unidad productiva. Según fuentes conocedoras de los pormenores del concurso de acreedores, al interés inicial de una empresa ya se ha sumado el de otras dos. Serían por tanto tres los candidatos a adquirir Arside, pero en todos los casos con un “pero”: la quieren lo más saneada posible.

El análisis que acompañó a la petición de concurso voluntario de acreedores detalla que Arside mantiene su actividad industrial, pero de forma muy reducida en comparación con años previos (la cifra de negocios marcó un mínimo histórico en 2020, 1,38 millones de euros); de la plantilla, los administradores (Grupo Melca) estiman que es excesiva para el volumen de trabajo y cifran el recorte de empleo deseable en un 50 por ciento; lo mismo ocurre con los sueldos, que se hallan por encima de la media del sector por “razones objetivas del pasado” como la necesidad de contratar a profesionales muy especializados y escasos, un perfil de trabajador que se cotiza caro.

A los administradores de Melca no se les oculta ni la dificultad de aligerar plantilla –“el coste de un despido colectivo es inasumible”– ni el riesgo de reducir salarios por causas objetivas, pues los afectados podrían, legítimamente, instar la rescisión de sus contratos con derecho a grandes indemnizaciones. Esta es la papeleta que tiene sobre la mesa el administrador concursal, con el añadido de que la federación del metal del sindicato UGT ha solicitado su personación en el proceso concursal “para defender los treinta puestos de trabajo que están en juego”.

Arside Construcciones Mecánicas, en su momento una de las joyas del Grupo Melca, sólo dio beneficios en tres de los últimos doce años (2009, 2012 y 2013) y generó pérdidas por valor de más de 5 millones de euros en el conjunto de los restantes. Especialmente grave se tornó la situación en los años 2014 y 2015, cuando Arside presentó cuentas con pérdidas por un importe mayor a los dos millones euros y la cifra de negocio pasó de tres millones a menos de dos, esta última la segunda más pobre de la década. En correspondencia con los malos resultados económicos, la plantilla se redujo hasta los 29 empleados con que cerró 2015 frente a los 38 de 2011, por ejemplo, o los 49 de 2005, cuando el negocio era más boyante.

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