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Avilés, la “Villa de ensueño”

El casco histórico avilesino, “uno de los mejor conservados”, alberga monumentos emblemáticos que reflejan el “cambio de la ciudad medieval” a la modernidad, según los expertos

David Azpiazu explicando la historia avilesina a los asistentes.

“Estuve el otro día en una de las rutas y me gusta mucho que el Ayuntamiento organice estas actividades. El lunes iré a la de ‘Avilés en femenino’”, declaró la avilesina Marisa Morales, una de las participantes en los recorridos guiados que definen la ciudad como “villa de ensueño”. La ruta, que transcurrió por once puntos de la trama urbana, detalla las construcciones residenciales burguesas de la ciudad.

El guía, David Azpiazu, explicó a los asistentes que la villa “dio un cambio radical en los siglos XVIII y XIX, especialmente entorno al núcleo de Sabugo”.

El auge del comercio propició la desaparición de la ciudad medieval. Concretamente la empresa Ensidesa, en los años cincuenta, modificó el paisaje de la localidad.

El trayecto comenzó en el conocido Palacio de Balsera que, como su propio nombre indica, fue construido por el acaudalado Victoriano Fernández Balsera . “Con la neutralidad de la Primera Guerra Mundial, consiguió mucho dinero con sus negocios y construyó el Palacio”, explicó Azpiazu. La zona fue el foco fabril de Balsera.

La ruta siguió hasta el Ayuntamiento de Avilés, que fue el primer edificio de la ciudad medieval. “La parte del campanario es posterior porque se derrumbó. Este tipo de edificios siempre se construyen entorno a las plazas principales”, aclaró el guía a los asistentes.

La calle de La Cámara, muy próxima al Ayuntamiento, alberga el Palacio de Maqua. El inmueble tiene un patio central con varias habitaciones con balcones. En este punto, algunos de los participantes comentaron el encanto que tiene Avilés a lo que David Azpiazu añadió: “El casco histórico es uno de los mejores que tenemos”.

David Azpiazu mostrando un mapa de la antigua ciudad medieval.

La iglesia nueva de Sabugo es otro de los edificios emblemáticos de la ciudad. Su construcción se realizó en base a un antiguo convento que se encontraba en esa misma zona. “Aquí mismo, siempre hubo y hay una división entre la zona comercial y el barrio de pescadores. Sabugo es uno de esos barrios y se construyó aquí debido al crecimiento que experimentó la zona”, señaló el guía.

Avilés, que se caracteriza por ser una zona de marismas, siempre ha presumido de su mercado de los lunes, que llenaba, y sigue llenando a día de hoy, las calles avilesinas. Esta tradición data del año 1470 cuando la ciudad medieval queda arrasada por un incendio. “Los Reyes Católicos optaron por ayudar a la villa haciendo un mercado. Esto supuso un empujón económico”, aclaró el responsable de acompañar el recorrido por el Avilés como “villa de ensueño”. Desde entonces, la ciudad no perdona los lunes de mercado en una plaza que fue construida para el ocio burgués.

En consonancia con lo anterior, destacan los primeros cafés de la zona. Café Colón y Café Imperial, situados entorno al Parque del Muelle. Nada tienen que ver con las actuales cafeterías ya que en ellos se ofrecían grandes espectáculos musicales e incluso proyección de películas. “Era el no va más. Uno de ellos tenía una terraza aérea en la que la gente conversaba. Había tertulias para enterarse de las cosas y ahí leían los periódicos”, señaló el guía. Debido a la gran importancia del barrio de Sabugo, desde el Parque del Muelle había un puente que conectaba con dicho distrito.

Pero Avilés, por muy humilde que fuese, siempre intentó ser foco de atención y atraer visitantes. Para ello, se construyó el Gran Hotel en 1917 con el objetivo de ser la perla del Cantábrico. “Esto nunca se logró porque a la ciudad le falta mar y la gente quería salir del hotel y darse baños de olas”, explicó Azpiazu.

Las comunicaciones de la villa y el auge del comercio facilitaron que fuese un referente de la costa asturiana. “La estación de tren la construyó Teverga porque tenía más dinero y podía aportar más”, concluyó el ponente. Esta actividad turística y, al tiempo, didáctica reunió a catorce participantes.

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