Antonia Paso es la protagonista de “Chicas y chicos”, un monólogo del británico Dennis Kelly que dirige Lucía Miranda y que ha programado el Niemeyer este sábado (20.00 horas). Paso es la hija de la actriz Moly Rodríguez y del dramaturgo Alfonso Paso y, por tanto, nieta del letrista de zarzuela Antonio Paso.
–El espectáculo lo estrenaron ya hace un tiempo.
–En el ambigú del Pavón, en Madrid, cuando aún lo llevaban los de la compañía Kamikaze. Coincidió con la celebración del Día contra la violencia machista de 2019. Fueron veinte días espaciados, ya sabe cómo se programa en Madrid, y, después, vino la pandemia y los bolos que teníamos programados se retrasaron seis meses.
–¿Y qué tal está yendo?
–Bastante bien. Hemos tenido críticas estupendas en San Sebastián, en Bilbao y ahora llegamos al Centro Niemeyer.
–¿Qué le sedujo?
–Javier Ortiz, que es el productor de El Sol de York, es también un gran buscador de textos. Me lo leyó y quedé encantada.
–Es su primer monólogo.
–Estaba sin trabajo, me habló de hacer algo. Me emocionó, sobremanera, por la manera en que está compuesto, en cómo dice las cosas que dice. Pedimos los derechos... y hasta ahora. Lo mejor de esta obra es que capaz de atravesar a cualquiera.
–¿En su casa era obligatorio dedicarse al teatro?
–No, no... y eso que mi madre era actriz. Lo obligatorio era leer, leer mucho, y aprender.
–¿Vio a su madre en el teatro?
–Sí, aunque yo era muy pequeña. Ella se retiró cuando mi padre murió. Era maravillosa y guapísima.
–Su padre era una celebridad.
–Pero siempre le denostaron y han dicho de él un montón de mentiras. Con los años he podido comprobar que eran falsas.
–Escribió mucho, el que más.
–En el año 1969 tenía siete espectáculos en cartelera. Escribió mucho; así que sí, tiene muchas cosas que no son buenas, pero como todos los que escribieron mucho. Estoy muy orgullosa de él.
