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Fallece Mariano Blanc, ex director financiero de Duro Felguera de “talla humana impresionante”

El ejecutivo de la ingeniería asturiana, aficionado a la montaña que lidió contra el Párkinson, pasó por el MIT y deja ocho hijos y 38 nietos

Mariano Blanc en su casa familiar de Luanco.

Mariano Blanc Díaz se jubiló como director financiero de Duro Felguera en 2013, pero antes había pasado por Ensidesa, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Bankunión... Realizó su gestión en la potente ingeniería codo con codo con su presidente por aquel entonces, Juan Carlos Torres Inclán. “Era una gran persona y un excelente profesional”, recuerda el que fuera primer ejecutivo de la compañía. Blanc falleció este sábado en el hospital, en Avilés, pero residía en Luanco, en la casa familiar junto a su esposa Cristina Muro de Zaro. Tenía 75 años y a primeros de este siglo había comenzado una larga lucha contra el Párkinson. Esta la tarde los suyos –que son muchos: 8 hijos y 38 nietos– le despidieron en el tanatorio de Avilés antes de su incineración y del funeral que se oficiará hoy a las 17 horas en la iglesia de Santa María de Luanco.

Entre todas sus cualidades, lo que más destacaba de Mariano Blanc, según sus allegados, era su “gran talla personal y una capacidad humana fuera de lo común”. Cuenta su hijo pequeño, Miguel, que tenía “unos valores muy marcados, desde el punto de vista religioso pero también humano; una valentía y una empatía con las personas impresionantes”. Valentía y arrojo que demostraba en sus aficiones, ya fuese como montañero de altas cumbres o poniéndose delante de una vaquilla, pasión taurina que se vio acentuada en su etapa de cinco años en Sevilla como gerente para la Expo. “Su lugar favorito en el mundo eran los Picos de Europa”, continúa su hijo menor.

“Como padre le admiramos muchísimo por todo lo que nos ha dado; se volcó en sus ocho hijos. Pese al mucho trabajo que tenía y los muchos amigos con los que contaba, su mujer y sus hijos siempre fuimos lo primero para él. Tenía muchísima capacidad intelectual pero, sobre todo, inteligencia emocional, algo que demostraba cuando nos daba consejos en los momentos difíciles”, recuerdan sus hijos. Su intelectualidad abarcaba muchos campos, de ahí que le encantasen las matemáticas y la física, pero también la filosofía. De su paso por el prestigioso Insituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) siempre estuvo más que orgulloso. José Luis García Arias, que era vicepresidente de la compañía en la que se jubiló Blanc, destaca su “pericia” para negociar con los bancos. “Era un gran hombre”, subrayó el también fundador del grupo Melca.

Blanc había nacido en Madrid, en el seno de una familia de nueve hermanos, pero se trasladó a Asturias al acabar la carrera fruto de su etapa laboral en Ensidesa en los primeros años setenta. Fue ese el momento en el que conoció a la que sería su mujer, Cristina Muro de Zaro, con quien formó una familia numerosa. La residencia familiar pasó por Soto de Llanera antes de trasladarse a una casa de indianos en Nava, apropiada para albergar a un núcleo familiar tan amplio. Finalmente se movieron a Luanco, acercándose al lugar donde está enraizada la familia de su mujer.

Se da la circunstancia de que Blanc era cuñado del traumatólogo avilesino Ignacio Domíngez-Gil Juliana, que falleció la semana pasada. El médico estaba casado con Paloma Muro de Zaro, la hermana de la esposa de Blanc, dos de las hijas del histórico economista Juan Muro de Zaro Durán, el primer y único presidente del Ensidesa y el primero del Real Avilés Industrial (el fruto de la fusión del Avilés y del equipo que había nacido en torno a la gran siderúrgica).

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