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El Rolls de Grace Kelly está en Molleda

Cruz Sánchez adquirió el coche de la princesa de Mónaco, lo cargó en un tren hasta Biarritz y se lo trajo a Asturias hace veintitrés años

Dulce Victoria Pérez Rumoroso, a la izquierda, y Roberto Soriano, a la derecha, salen del Rolls Royce aparcado junto a la iglesia de Molleda. | Ricardo Solís R. Solís

–El otro día cogimos el Rolls y nos fuimos a tomar unas sidras a La Luz –dice muy sonriente Cruz Sánchez.

Lo puede hacer. Vive al lado: en Molleda.

Y tiene un Rolls Royce: el que utilizaba Grace Kelly cuando dejaba la corte de Mónaco y se paseaba por la capital francesa.

Cruz Sánchez hace veintitrés años que se compró uno de esos coches avanzados con la esculturilla del “Espíritu del éxtasis” en el capó. Lujo fino rodando por Asturias.

–Es que el coche hay que arrancarlo de cuando en cuando –aclara Sánchez sin darse un pijo de importancia. Sánchez no es de darse importancia. Tenía “algo de dinero” y decidió comprarse el coche. Y ya está. Porque le gustaba. Tanto o más que un Volkswagen Golf de 35 años de antigüedad. Dos coches con matrícula histórica.

Cruz Sánchez y su coche. | Ricardo Solís

Su Rolls acaba de pasar la ITV. “Está finísimo”, admite mientras contempla su Silver Shadow de 1968, pero no cualquier Silver Shadow: elevalunas eléctricos, aire acondicionado, salpicadero de madera, mesitas abatibles “y hasta mechero” para los que viajaban atrás. Y atrás quien viajó al principio de todo fue Grace Kelly, la actriz que se convirtió en princesa cuando le dijo sí a Rainiero III de Mónaco aquel 19 de abril de 1956 con la catedral del minúsculo país mediterráneo en ebullición. Ava Gardner y Aga Khan entre los invitados.

Cruz Sánchez no estaba allí. El avilesino, de 69 años, es el tercer propietario de un cochazo que rodó por las calles de la capital gala hasta casi el año de la muerte de la protagonista de “Solo ante el peligro”. La actriz y escritora Dulce Victoria Pérez Rumoroso es, en este reportaje, la princesa. Roberto Soriano, el príncipe, pero con barba. Pérez Rumoroso y Soriano están trabajando actualmente en una versión dramática (de la propia Rumoroso) de “Canción de Navidad”, de Charles Dickens. “Vamos poco a poco, con vistas en este final de año”, cuenta la también creadora de Ratonchi.

Sánchez, que ha vivido en París casi medio siglo, pagó por el coche 162 mil francos franceses (unos 25.000 euros actuales) “Me casé a los 21 años. Mi mujer tenía familia en París. Habían ido allí a trabajar. Dijimos de hacer el viaje de novios a Francia, encontré trabajo y nos quedamos”, resume Sánchez al periodista. Los dos están todo lo a cubierto que pueden, que esta mañana la lluvia no perdona. El fotógrafo, mientras tanto, está con el reportaje, con los dos actores. Ahora dentro del coche, ahora bajo el paraguas. “Nos quedamos hasta 2019”, añade Sánchez. Cuarenta y cuatro años después de haber llegado. Que se dice pronto.

El Rolls de Grace Kelly está en Molleda

Lo del Rolls Royce viene de un comentario de su segundo dueño. “Monsieur Louvier” –dice Sánchez–. “Me dijo que se quería deshacer del coche”. Louvier era un coleccionista que vivía en uno de los tres edificios cuyo mantenimiento estaba en manos del avilesino. “Era el portero”, resume Sánchez. Los edificios estaban en la calle Nicolo del Trocadéro parisién, a unos cientos de metros de la Torre Eiffel. “Entre la torre y el Arco de Triunfo”. En el puro centro de la capital.

Uno de los vecinos del avilesino era Louvier. “Se había quedado viudo, era mayor y cuando me dijo que se quería deshacer del coche yo dije: ‘se lo compro’”. Y lo hizo. Y lo embarcó en un tren hasta Biarritz. Y allí el coche tomó camino de Molleda. Y el Rolls de la estrella de Hollywood se quedó en la comarca.

Sabe que Louvier se metió en una subasta que había organizado Rainiero en París cuando se quedó viudo –eso sucedió en 1982, después de que su mujer hubiera tenido un accidente con el Rover que conducía ella misma. Y no su chofer. Fue en una curva de una carretera cercana a Mónaco. El coche cayó por un precipicio de unos treinta metros. En esa misma carretera, cuando todavía era actriz, filmó una de las secuencias principales de “Atrapa a un ladrón”. Cruz Sánchez no sabe –nunca lo preguntó– cuánto pagó Louvier por el coche. “De cuando en cuando lo dejo para alguna boda, pero nada más. El coche está en casa”. Y si una vez le apetece marchar hasta la Luz para tomar unas sidras que no sea porque no hay glamour.

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