Casi al tiempo que una lluvia de bombas caía por primera vez sobre Leópolis venía al mundo Christian Samuel Sotomayor Dzanhobekova, en el Hospital Universitario San Agustín de Avilés. Un grito de esperanza entre tanto sufrimiento. Cuando sea un poco mayor, este pequeño, que llegó al mundo en perfecto estado de salud –3.605 kilos de peso y 53,5 centímetros de estatura– conocerá de boca de sus padres que nació en Asturias huyendo de una guerra en el país de su madre, Ucrania.
“Va a saber toda la historia”, subraya su padre, Christian Sotomayor, muy emocionado. Sotomayor y su mujer, Kristina, del Club Bádminton Oviedo, dejaron su ciudad, Leópolis, con una guerra entonces recién comenzada. El viaje hasta Avilés, a donde llegaron el 6 de marzo, no fue sencillo. Kristina ya había salido de cuentas: su embarazo sumaba cuarenta semanas.
Entonces Kristy, como la conocen sus allegados, fue fuerte y valiente. Tanto como este jueves en el paritorio avilesino: “Todo fue muy rápido. Rompió aguas en el propio hospital tras pasar por monitores mientras se ataba los zapatos”, relata el flamante padre. Samuel nació a las nueve y media de la noche. Entonces Kristina respiró aliviada.
Aunque las preocupaciones no conocen de treguas. “Nosotros estamos aquí, ya encontramos un piso en Oviedo, pero en Ucrania tenemos a nuestras amistades, familia. Allí está una tía de Kristina”, cuenta Sotomayor, que apunta: “Gracias a esta tía, precisamente, nuestra casa de Leópolis se está utilizando ahora como vivienda de paso para quienes se dirigen hacia la frontera en busca de un lugar seguro. Hasta ayer no había tocado Leópolis… hasta ayer”. Duele decir en voz alta que las bombas afectaron a las inmediaciones del aeropuerto, del aeropuerto de su ciudad.
Todo esto lo sabrá Samuel, cuyo nombre no ha sido elegido al azar. También tiene historia. “Hace muchos años tuve un buen amigo que era como mi hermano, y en un momento dado, cuando finalizó sus estudios decidió irse a Brasil. Después de un tiempo quiso volver a España. Como despedida fue a dar un paseo en barco. Una ola se lo llevó. Mi amigo perdió la vida”, relata Christian Sotomayor, que agrega, emocionado: “Como una manera de homenajear su vida y nuestra amistad llamé a nuestro hijo Christian Samuel con la intención de que nuestra amistad siga viva una generación más”.
Samuel es muy pequeño. Pero es todo fuerza. Su vida recién comenzada es un guiño a la esperanza.
