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Los engaños multinacionales

“Nadie esperaba que fuéramos material de exposición, argumento de una serie de Netflix sí”, lamentan dos líderes sindicales de Alu Ibérica ante la creación de Carlos Suárez y Juanjo Palacios

David Gómez, en primer término, y José Manuel Gómez de la Uz contemplan las lonas de la exposición “¡Disfruten un año nuevo sanos y seguros!”. | Mara Villamuza

Una de las cosas que apetece menos después de tres años y medio de lucha es acabar siendo una exposición. David Gómez (UGT), que es delegado de Prevención de Riesgos del comité de empresa de Alu Ibérica, lo explica con una media sonrisa. “Nadie esperaba que fuéramos material para este muestra, argumento de serie de Netflix sí”, se lamenta.

Gómez y José Manuel Gómez de la Uz (CC OO), el presidente del órgano de representación de los trabajadores, aceptaron la propuesta de LA NUEVA ESPAÑA de pasarse por la sala de exposiciones de la Casa de Cultura de Avilés. Allí están colgadas las lonas de “¡Disfruten un año nuevo sanos y seguros!”, del artista Carlos Suárez y del sonidista Juanjo Palacios, un trabajo fotográfico ilustrado por voces y silencios que sustancia la destrucción del barrio de Endasa y el final de la producción de aluminio en la comarca de Avilés. Después de más de siete décadas continuadas y una lista interminable de “engaños”.

–La carta fue el segundo engaño –dice De la Uz, sentado ya en una terraza de la calle de San Francisco, en el día en que el comité de empresa de la fábrica gemela de la de San Balandrán –la de La Coruña– aceptara el expediente de regulación de empleo (ERE), es decir, terminase de firmar la ruptura de los contratos de medio millar de personas.

–Estos tres años y medio han sido, desde luego, los peores de nuestras vidas –apostilla Gómez, sentado a su lado.

El primer engaño se dio en octubre de 2018. “Aquel día 18 nos dijeron que las fábricas en las que trabajábamos no eran rentables, que teníamos cerrar”, resume De la Uz.

Sin embargo, las cosas no estaban tan mal. O, al menos en aquel otoño en que todo empezó, no habían llegado a ser nefastas del todo.

Los dos representantes sindicales se ponen a hacer memoria y dicen que que la multinacional Alcoa llevaba años “buscando la excusa para salir de España”. Habían entrado en la segunda mitad de los noventa, cuando el Gobierno de José María Aznar había empezado a vender “las joyas de la corona del Estado”: todas sus negocios esenciales, entre ellos, Inespal.

Los dos sindicalistas, en la sala de exposiciones de la Casa de Cultura. | Mara Villamuza

La carta que el presidente de Alcoa, Roy Harvey, que cimenta la exposición de Suárez y Palacios también es de finales de 2018.“Un poco antes de que nos llegara esa carta –la de las auroras boreales– fue cuando dijeron que nos echaban”, resumen.

“Harvey nos conocía bien: había trabajado en Avilés cuando aquí estaban las oficinas europeas de aluminio primario. Entonces vivía en Gijón. Le mandaron a San Ciprián a dirigir la fábrica. En aquel año de la carta regresó a España. La intención que tenía era que el Gobierno de Rajoy le hubiera recibido”, cuentan los dos representantes de los trabajadores. Pero no pudo ser: fue el año de la moción de censura a Rajoy. “Nadie les recibió y se le notaba cabreado cuando se pasó por la fábrica coincidiendo con la visita frustrada. Le preguntamos por nuestro futuro. No concretó nada. Le preguntamos por las nuevas inversiones. Dijo que quizá para San Ciprián…”, recuentan. En España nadie les cogió el teléfono. En Asturias sí, en Asturias, Javier Fernández.

Este fue el tercer engaño. Y es que los dos trabajadores de la factoría avilesina tienen claro que la crisis del aluminio que va camino de pasar a la historia es, en realidad, una colección continuada de engaños con ellos como víctimas, pero también la comarca entera, esa que salió a la calle en noviembre de 2018 para reclamar futuro industrial verdadero. “Pensábamos entonces que podíamos salvar esto”, reconocen.

Muy pronto cayeron del caballo: fue en Madrid, no en Damasco y. fue otro engaño: “Ni electrointensividad, ni nada. Lo importante era callarnos: había elecciones”. Engaños multinacionales y políticos que han desembocado en un despido masivo. Y en una exposición.

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