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Avilés premia a los pescadores del «campanu del mar» con precio récord: 369 euros el kilo

La tripulación del barco gallego “Siempre Peco” se lleva los honores y la recompensa económica de haber capturado en Azores los primeros bonitos del año, 2.076 kilos

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Subasta del bonito en la rula de Avilés Mara Villamuza

La costera del bonito del Cantábrico arrancó la pasada madrugada en la rula de Avilés con alegría desatada, la que causó la subasta al precio récord de 369 euros el kilo de la primera tina de ejemplares pescados durante la segunda quincena de mayo en aguas de las islas Azores por el pesquero gallego “Siempre Peco”, con matrícula de Cantabria pero base en el puerto coruñés de Cedeira. En palabras de entendidos en la materia los ejemplares capturados “no son muy grandes (siete kilos los más grandes), pero están hermosos y han sido tratados con mucho mimo en el barco”.

El comprador del “campanu del mar”, como se conoce el primer bonito de la temporada traído a tierra, ha sido un año más la cadena de supermercados asturiana Alimerka, cuyo agente en la rula de Avilés, Armando Prendes, quiso poner en valor el esfuerzo de los pescadores “en unos tiempos que están resultando difíciles para ellos, especialmente por la carestía del combustible”. Alimerka destinará parte del bonito adquirido a comedores sociales de Asturias y venderá el resto en su tiendas “a precios de mercado”.

Si los 369 euros pagados por cada uno de los 107 kilos que contenía la primera tina subastada en la rula de Avilés (un total de 43.483 euros) superan la cifra alcanzada el año pasado y también el anterior (350,60 euros), los 22 euros el kilo a los que Alimerka adquirió todos los ejemplares de tamaño mediano (recortado) pulverizan el precio de 16 euros alcanzado en 2021. Los bonitos pequeños (los denominados monos) cotizaron a 8,40 euros el kilo y también se los llevó Alimerka. Cifras mareantes en un inicio de costera ilusionante.

El joven patrón del “Siempre Peco”, Julián González Lorenzo, –36 años, solo cuatro de ellos dedicado al bonito– no ocultaba su satisfacción al ver recompensado el riesgo corrido al aventurarse el 16 de mayo camino de las Azores sin perspectivas claras de encontrar los bancos de túnidos. “El año pasado también lo intentamos, pero estuvimos 28 días en la mar y solo pescamos 1.700 kilos. Nos quedamos sin campanu y perdimos dinero”, explicó.

La tripulación del "Siempre Peco", ayer, antes de la subasta en la rula de Avilés. MARA VILLAMUZA

"Tenacidad"

Su tenacidad tuvo premio este año para alivio de una de las socias de la empresa armadora del barco, Lucía Villar, que hasta que no vio el precio final reflejado en la pantalla de la cancha de subastas de la rula no se creyó que la jugada hubiera salido bien: “Yo desconfiaba, fue el patrón el que se puso terco y me acabó convenciendo. Armar el barco para ir al bonito a las Azores cuesta un dineral y la experiencia del año pasado fue mala. No las tenía todas conmigo”, admitió.

El patrón del “Siempre Peco” se mostró exultante por el “orgullo” que le causa “ser el primer gallego que trae el campanu del mar”. Y es que en años pasados siempre fueron vascos, cántabros o asturianos –especialmente el muy recordado armador de Oviñana Fidel Álvarez Garaot, que falleció en alta mar el año pasado mientras dormía– quienes se apuntaron el tanto de pescar los primeros bonitos del año.

Satisfacción a raudales también entre los profesionales de la rula de Avilés, que tiene a gala ser la lonja pesquera del Cantábrico que abre la temporada del bonito, con la honrilla que esto supone. Ninguna otra lonja de la Cornisa, y pese a que alguna gallega lo ha intentado, alcanza a valorar económicamente el bonito como en Avilés, cuestión que llevó al gerente de la instalación, Ramón Álvarez, a agradecer tanto al sector comercial –con especial mención a la cadena Alimerka– como a los pescadores su “compromiso con esta casa”.

"Huella digital"

La “huella digital” que dejó el sistema de localización por satélite del “Siempre Peco” desde que zarpó el 16 de mayo de Cedeira con ocho marineros a bordo al encuentro con los bonitos en aguas abiertas del océano Atlántico revela que hizo sus capturas en diez días y a unas 800 millas de la costa española.

El buque que pescó este año el “campanu del mar” tiene casco de acero, mide 27 metros de eslora y se impulsa con un motor de 400 caballos de potencia que consume, según su patrón, “unos 650 o 750 litros diarios de gasoil (según el estado de la mar), lo cual supone un dineral cada vez que toca llenar el depósito con la carestía actual del combustible”.

Durante el verano, el barco hará la costera del bonito; el resto del año permanece amarrado a puerto pues sus dueños prefieren dedicar el cupo de merluza que le corresponde a embarcaciones de palangre también de su propiedad a las que no les llega la asignación de cuota para faenar todo el año, un problema que también padecen muchos barcos asturianos.

Parte de la carga del "campanu del mar" qye ayer se subastó en la lonja avilesina. MARA VILLAMUZA

La subasta del “campanu del mar” comenzó a adquirir popularidad en el año 2008, impulsada en la rula de Avilés por uno de los pescadores de bonito más conocido del Cantábrico, Fidel Álvarez Garaot, natural de Oviñana (Cudillero), patrón mayor de la cofradía de pescadores de Avilés entre 2013 y 2017 y armador de los barcos “Esmeralda Tercero” y “Berriz Amatxo”, que gobernaba al alimón con su hermano Iván.

El año pasado, precisamente en la única costera en la que no había sido protagonista de la subasta del “campanu del mar”, falleció en alta mar mientras dormía sumiendo en la consternación a la familia pescadora y dejando vacío el trono de “rey del bonito” que desde ayer sueña con ocupar el joven patrón gallego Julián González Lorenzo, que tuvo palabras cariñosas para su predecesor: “Lo conocí, aunque no lo traté mucho. Tiene todos mis respetos por lo mucho que hizo por dar popularidad a la costera del bonito y a esta subasta tan emocionante”.

La tripulación jugó a la ONCE con la cifra de kilos pescados

Por aquello de tentar a la suerte y ver si sigue la buena racha iniciada con la exitosa subasta del “campanu del mar”, la tripulación del “Siempre Peco” compró ayer cupones de la ONCE en la rula de Avilés. Pero no querían un número cualquiera; los marineros eligieron el 2.076, el mismo número de kilos de bonito que descargaron en el muelle.

No fue la única superstición que trascendió: el patrón del barco, Julián González Lorenzo, comentó que, como es tradición, el primer bonito capturado lo comieron a bordo –“en salsa de tomate”, precisó– y su cola acabó colgada en lo más alto del barco, “a modo de amuleto ”.

Y parece que les dio resultado.

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