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Asturiana de Zinc ultima la puesta a punto de la nave de electrólisis

La construcción incorpora las últimas tecnologías del proceso electrolítico, muy condicionado por el precio de la energía

Arco iris sobre las instalaciones de Asturiana de Zinc, en San Juan de Nieva. | Miki López

Será finalmente esta segunda semana de julio cuando la nueva nave de electrólisis de Asturiana de Zinc (Azsa) comenzará a funcionar con normalidad. Tras varias semanas en fase de pruebas, y a falta de los últimos pasos para su puesta a punto, la realidad es que la empresa se prepara estos días para afrontar un cambio de ciclo en la producción.

Además de la oportunidad para la transformación digital de los procesos industriales, esta nueva construcción introduce mejoras significativas en los procesos productivos: la reducción del 1,4% del consumo de energía eléctrica, la reducción del consumo de agua en un 58% y un menor consumo de materias primas (30% de plomo y 38% de plata). Para los responsables de la compañía representa, asimismo, una apuesta clara por el sostenimiento de la actividad industrial en Asturias.

La nueva nave de electrólisis, la denominada nave E, sustituirá a dos más antiguas de la fundidora de San Juan de Nieva (la A y la D) e implica una inversión de más de 100 millones de euros. Su principal ganancia es la mejora en la eficiencia del proceso de producción con una inversión superlativa desde el punto de vista tecnológico y ambiental.

La reducción de las necesidades de mantenimiento y consumo de reactivos es otra de las ventajas de este equipamiento de Azsa recién finalizado en San Juan de Nieva. La imponente obra, además de alargar la vida útil de los electrodos y otros elementos, supone un extra para un aprovechamiento más eficiente de los recursos.

La construcción incorpora las últimas tecnologías del proceso electrolítico, muy condicionado por el precio de la energía. Los trabajos de adecuación del parque de intemperie donde se completó el grueso de la ampliación para dar forma a la nave E movilizó en algunos momentos de la obra más de medio millar de empleos, lo que representaba casi la mitad de la plantilla total de Azsa.

Actualmente, la planta castrillonense tiene una capacidad de producción anual superior a 510.000 toneladas de cinc vendible y con una plantilla consolidada superior a un millar de empleados y más de 300 contratistas.

Uno de los principales retos para futuro de la industria del cinc es precisamente el consumo energético, avanzar hacia procesos de desarrollo sostenible y evolucionar también en los procesos de gestión de residuos. Asturiana de Zinc y el grupo Glencore al que pertenece la empresa siguen evaluando distintas opciones para hacer frente al impacto de la crisis energética en Europa. Debido a ello, Azsa ha estado ajustando su producción desde 2021 para reducir su exposición a los períodos de precios máximos.

Esto provocó que el año pasado, por primera vez tras 13 años consecutivos de aumentos de producción, se redujera la producción con respecto a años anteriores. Y en este 2022, el nuevo aumento de los precios del gas y su impacto en el precio de la energía eléctrica ha provocado que la producción se reduzca en un 50% durante muchas horas del día, con el consiguiente impacto financiero. Además, Glencore mantiene cerrada la planta de Portovesme (Italia) por el elevado coste de la energía, similar al español.

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