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Concejos

El peluquero de Castrillón cuelga la tijera

"Nunca trabajé; fui en esta vida lo que quise: músico y peluquero", asegura Luis Cuervo, que cierra el negocio tras 55 años

El peluquero Luis Cuervo en su negocio, en días pasados, con el penúltimo cliente, Jorge Coronado. | L. C.

Luis Cuervo, peluquero histórico de Castrillón, comenzó a cortar el cabello a los vecinos y vecinas del concejo a los 16 años. Se jubiló a los 71 años el pasado 30 de junio, llegando a reunir en su clientela un total de 800 personas. Estuvo compaginando esta profesión con la de músico, formando parte grupos tan conocidos como "Los Irónicos" o "Áramo" a los que prestaba su voz, en calidad de cantante y ejercía sus dotes de trompetista.

En su oficio como peluquero, deja atrás 55 años de experiencia profesional, de los que en ninguno de ellos sintió realmente que estaba trabajando, sino que más bien que disfrutaba de una afición: “Yo nunca trabajé. Fui en esta vida lo que quise ser: músico y peluquero”.

Ha cortado la cabellera y arreglado la barba a millares de hombres desde sus inicios. Trabajó en la mili, en la peluquería Dimaro de Avilés y finalmente en la suya propia de Piedras blancas, la cual abrió con su socio y compañero Carlos Fernández Rodríguez. Era “Peluquería Carlos y Luis”. Años después, cuando Carlos dejó el oficio, Luis se quedó con la peluquería, retiró el letrero y no ha vuelto a poner otro. "La gente me preguntaba por qué no ponía ningún otro y yo les decía que no quería tener más gente de la que ya tengo. Si yo pongo un letrero van a venir más y no quiero más".

Desde su experiencia dedicándose a esta profesión, destaca el cariño y la predilección que los clientes sentían por él y su negocio. Recuerda el caso de uno que le llamó desde Astorga y le pidió que esperara. "Le dije que sin problema, que le espera con un vino en el bar de enfrente; el cliente siempre es lo primero", rememora. Otro de sus habituales, llamado Dani, un joven treintañero al que vio nacer, ha estado cortándole el pelo toda su vida. Recuerda el abrazo de despedida entre ambos. El de la jubilación.

Esta nueva etapa para Luis está siendo un poco dura: "Dejar de ir a mi sitio de hace cuarenta años, nuca es fácil", dice. Aún tiene clientes a los que no le dio tiempo a avisar que le siguen llamando: "Cada llamada a la que respondo contándoles que me he jubilado, es como un trallazo en el corazón que te deja un poco KO". Actualmente, el local permanece inactivo: “Está cerrado, de momento. Tengo algún que otro candidato, pero aún tengo que estudiarlo”, indica.

Le gustaría que alguien cogiera el testigo continuando con su línea de trabajo. En sus planes ya como jubilado, incluye retomar la música y comenzar a estudiar piano.

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