Entrevista | Luis Jorge Pruneda Autor de "La noche de las luciérnagas"

"Una mujer maltratada puede ser tu vecina del cuarto o la cajera del supermercado"

"Como policía sentía la necesidad de descargar en un libro toda esa experiencia al mando de un grupo contra la violencia de género"

Luis Jorge Pruneda, ayer, en Avilés. | María Fuentes

Luis Jorge Pruneda, ayer, en Avilés. | María Fuentes / Saúl Fernández

Saúl Fernández

Saúl Fernández

Luis Jorge Pruneda (Llames, Nava, 1965) es subinspector de la Policía Local en su municipio de nacimiento, pero ayer estuvo en Avilés en su calidad de escritor. Presentó en los salones del hotel 40 Nudos su segunda novela: "La noche de las luciérnagas". Unos minutos antes del acto, atendió a LA NUEVA ESPAÑA por teléfono.

–En esta segunda novela sigue la estela de "El laberinto de la libélula". ¿No?

–En realidad sí, pero he procurado que tanto uno como el otro libro tengan vida propia. En el primero centré la historia en una mujer víctima de violencia de género, pero no sólo de eso. Era una historia en la que el racismo estaba a flor de piel. "La noche de las luciérnagas" funciona por sí sola, aunque también como segunda parte. Quien lea esta historia ahora conocerá con más fuerza a los personajes de "El laberinto de la libélula", sabrá más de sus vivencias pasadas.

–Su primera novela terminaba con la marcha de la protagonista a Cuba. ¿Qué ocurre ahora?

–Ha pasado algún tiempo y la protagonista regresa de su país a este pueblo ficticio que se llama San Juan del Valle. Así se encuentra con el pasado.

–¿Y con la violencia?

–Ese asunto está presente, pero ya no es el principal. Vuelve con su hijo, que va al colegio y es víctima de acoso escolar. Tenga en cuenta que en este país hay dos millones de niños que son víctimas de "bullying". Teniendo esto en cuenta también incido en las consecuencias del síndrome de alzhéimer en los pacientes, pero también en su alrededor.

–Tardó mucho en ponerse a escribir novelas. ¿No?

–Puede ser, pero llevo escribiendo mucho tiempo, principalmente, relatos. Algunos los fui sacando en las redes sociales. Tardé en meterme con la novela, quizá, por el miedo al qué diran.

–Pero le salió bien.

–"El laberinto de la libélula" funcionó bastante bien. Llegamos a la segunda edición. De hecho la editorial (Adarve), la mantiene abierta todavía.

–¿Qué influencia tuvo su profesión de policía en sus novelas?

–Llevo desde 2007 dirigiendo un grupo contra la violencia de género. Puede que necesitara echar fuera todo lo que fui conociendo de las víctimas a las que me tocó atender. Lo que busco con mis historias es que el lector se sienta identificado. Me ha ocurrido varias veces: mujeres maltratadas que se han visto reflejadas en la novela. Una mujer maltratada puede ser tu vecina del cuarto, la cajera del supermercado.

–O sea, que sí que pesa.

–Sí. Sentía la necesidad de descargar toda esa experiencia con las víctimas. Ahora, en esta novela me he metido con las consecuencias del aAlzheimer y me han dicho que eso que cuento es lo que han vivido.

–¿Qué tiene entre manos ahora?

–Siempre estoy escribiendo. Sobre todo relatos.

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