Más que un chapuzón musical

"Este curso ha sido una gran experiencia, en un lapso de tiempo muy corto mejoras como músico y como persona". El joven Javier Collar, violinista ovetense de 18 años, se mostraba exultante tras su paso por el Curso de Música de Verano de Soto del Barco, que ayer llegaba a su fin. Durante una semana, un centenar de alumnos han asistido a clases individuales y grupales, música de cámara y concierto. Con profesores y alumnos venidos de toda España y del extranjero, la ganancia que los jóvenes músicos obtienen tras su paso por el curso no sólo es musical, sino también social. "Han dedicado sus vacaciones a estudiar y mejorar, pero el aspecto más importante es que hacen amistades de todo tipo, a nivel humano es muy bonito", comentaba Iván Marín, profesor de clarinete.

En un acto de clausura multitudinario, los asistentes, entre los que estaban numerosos familiares de los participantes, pudieron asistir un acto en el que la música tuvo el papel protagonista, con varias actuaciones en grupo o en pareja y en las que destacó la presencia del piano y el violoncelo. Daniel Tarrio, presidente de la Asociación Cultural "Ponentes e intérpretes musicales", entidad que organiza el curso en colaboración con el Ayuntamiento de Soto del Barco, valoró el trabajo diario de un alumnado y el esfuerzo del profesorado que demuestran "la calidad" de un curso que nació para "ser referente" en España. Tarrio también confirmó el interés por repetir el curso en los próximos años ya que su interés es "estar aquí muchos años". Además, desveló una de las grandes anécdotas de la edición: la celebración de un concierto "clandestino" que, para el exprofesor del Conservatorio de Música de Oviedo fue una muestra de "las ganas tocar y compartir" de los alumnos él mismo.

"Es una pasada poder compartir tantas cosas con profesores y alumnos y actuar con ellos", explicaba Luz Ramírez, estudiante de violonchelo que, a diferencia de otros compañeros, no se encontraba interna en el centro, ya que reside en Avilés. "Ha sido una experiencia estupenda, hemos trabajado con profesores de gran prestigio que se han involucrado muchísimo", declaraba Ramírez. Como otros participantes del curso, destacó igualmente la importancia y el atractivo de compartir espacio con personas llegadas de otros países. "Han venido de Cuba, de Estados Unidos, de Colombia... Esto nos permite conocer otras culturas y otras formas de entender diferentes estilos musicales".

Javier Collar remarcó asimismo el gran crecimiento personal con el que se marcha de Soto del Barco. "Un curso como este te permite mejorar más que en dos meses de práctica, es una gran experiencia", comentaba el joven, que aspira a convertirse en músico profesional y lograr una larga carrera. Cristina Gestido, profesora de viola, quiso felicitar a los alumnos y enfatizó su esfuerzo tras una semana "intensa" en la que el profesorado "también aprende muchísimo".

En el acto no faltaron los aplausos, abrazos y felicitaciones de madres, padres y familiares a los alumnos nada más recibir los diplomas que certifican su participación en la segunda edición del prestigioso curso de verano. Atrás queda ya una semana repleta de clases diarias, con horas de estudio y de práctica, pero también de diversión con actividades lúdicas, con media docena de conciertos "legales" y el "concierto clandestino", el gran protagonista del evento y que siempre recordarán todos los participantes.

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