Sal y arena, un funeral en el mar por Jacobo

"Todos provenimos del mar, pero no todos somos del mar. Aquellos que sí lo somos, los hijos de las mareas, tenemos que volver a él una y otra vez". La película "Persiguiendo Mavericks", protagonizada por Gerald Butler, muestra el estilo de vida de los amantes de las tablas de surf y de las olas, esos que ansían regresar a surcarlas "una y otra vez". Con esa idea, decenas de surfistas asturianos, pero también madrileños y vascos, entre otras regiones, participaron ayer en una ceremonia en honor a Jacobo Rodríguez, reconocido surfista asturiano con más de 30 años de experiencia que falleció el pasado junio en la playa de Salinas tras sufrir una indisposición practicando surf.

A través de un largo pasillo, formado por los numerosos surfistas que se dieron cita en la escalera 8 de la playa de Salinas, Tiago, hijo de Jacobo, caminó hasta zambullirse en el mar con su tabla. Tras él, la comitiva surfera que escoltó al joven. Una vez en el agua, Tiago se adentró en el mar mientras portaba las cenizas de su padre, las cuales arrojó al agua. En torno a él, el resto de familiares y amigos formaron un gran círculo y arrojaron al agua cien claveles rojos que rodearon al joven Tiago y a su padre en una emotiva y especial despedida.

Jacobo Rodríguez, muy conocido en Salinas por su gran pasión por el surf, logró reunir a título póstumo a decenas de amigos. Además de Tiago y Area, sus hijos, y Susana, su mujer, estuvo presente Ignacio Gallego, íntimo de Jacobo, al cual conocía desde hacía 30 años. "Nos conocemos de siempre; era uno de los pilares de esta playa, una persona amante del mar. Nos enseñó muchas cosas", comentó emocionado Gallego, que no escondió lo "mucho" que echan todos de menos a su amigo.

"Era una persona muy especial; carismático, positivo, realista... Tenía una filosofía de vida envidiable", expresó Asunción Bovís, unida a Jacobo por una amistad de más de 20 años.

Bovís, también surfista, destacó lo especial del homenaje. "No hay mejor sitio para él. No sabemos qué habría querido, pero como a él, nos mueve el mar", afirmó la surfista minutos antes de vestir su traje de neopreno y coger su tabla para entrar al mar y formar parte del corro formado en el agua para despedir a Jacobo Rodríguez.

También se lanzó al mar Gallego, a quien el surf unió con fuerza a Jacobo Rodríguez. "Nos gusta el día que hace, no hay gente y está tranquilo. Qué menos que hacer esto por Jacobo, aquí, en su playa", aseguró Gallego.

A los casi 60 surfistas, se sumó una treintena de personas en la orilla y otras 20 desde el paseo de la playa de Salinas, cifras que muestran el cariño que generaba Jacobo Rodríguez, quien ya descansa entre arena y sal, donde se sentía más a gusto.

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